Retos para la paz territorial en el Magdalena Centro

El año 2016 plantea nuevas y grandes expectativas para el Magdalena Centro, generadas, entre otras, por los mega proyectos que se vienen para la región y el cambio en las administraciones locales, sin embargo, siendo las más importantes las que generan en este momento el cambio climático y casi inminente firma de la paz en La Habana, lo que nos lleva a generar nuevos procesos que nos permitan intentar mitigar los impactos funestos del calentamiento global y afrontar el posacuerdo de la mejor manera, donde la tolerancia, el respeto y el perdón, serán esenciales para esta nueva etapa que está apunto de acabar con mas de medio siglo de enfrentamiento armado.

Nuestro compromiso con el medio ambiente nos ha llevado a actuar desde el principio de año en el trabajo por preservar nuestras cuencas, es lamentable ver desaparición de los ríos Sambingo en el departamento del Cauca y el Mandur ubicado en el Putumayo, ambos por el calentamiento de nuestro planeta y por la destructora mano del hombre quienes han deforestado sus riveras y nacimientos, aniquilando especies enteras por la minería ilegal. Tristemente el río Magdalena, fuente de alimento y vida, vive un presente que no augura destino distinto al de estas dos fuentes antes mencionadas.

La socialización de estas problemáticas y la presentación de soluciones a ellas, son promovidas por el Programa Desarrollo para la Paz del Magdalena Centro junto a distintas entidades, incentivando en los pobladores de las riveras de las distintas fuentes hídricas la necesidad de evitar la deforestación y el deber de emplear de manera correcta el agua de dichos afluentes. Nuestros ríos se mueren y con ellos la vida en la Tierra.

Otro tema importante para toda Colombia tiene que ver con el fin del conflicto con las FARC. Desde ya debemos empezar a socializar la manera en que se debe asumir la firma del acuerdo de paz para evitar que rencillas, odios y venganzas dejen otra estela de violencia en nuestro territorio. Trabajar en una cultura que promueva el respeto se hará necesaria para la integración pacífica de toda una nación.

Este paso, fundamental para lograr una Colombia pacífica, debe entenderse como

la oportunidad de vivir en una tierra donde podamos salir a caminar por los campos sin temores, una oportunidad de preparar al país para el cambio que viene y desde ya pensar en buscar el desarrollo que nos permita mejorar día a día la calidad de vida de los habitantes de la región y del país.

En esta parte de la historia colombiana, que traerá el fin del enfrentamiento armado entre Estado y guerrilla debemos hacer un profundo acto de perdón y tolerancia, ya lo dijo el papa Francisco “…El perdón es la esterilización del alma, la limpieza de la mente y la liberación del corazón. Quien no perdona no tiene paz del alma ni comunión con Dios. Es por eso que la familia tiene que ser un lugar de vida y no de muerte; territorio de curación y no de enfermedad; etapa de perdón y no de culpa. El perdón trae alegría donde un dolor produjo tristeza; y curación, donde el dolor ha causado enfermedad.”

Perdonar es la mejor vía para dar un reinicio a una vida tranquila y pacífica, así lo han demostrado los habitantes de El Congal, quienes hoy, a través del acompañamiento que hacemos, gracias al compromiso de la Gobernación y sobre todo, gracias al cambio de actitud de quienes fueran sus pobladores, el retorno a esta población, hoy día es una realidad.

Personas que lo perdieron todo, ya no miran para atrás, miran hacia adelante, hacia su tierra, cuyo retorno dejó de ser un sueño para ser una realidad. Un ejemplo de cara al posacuerdo.

Estos dos momentos trascendentales para el país sin duda son completamente de interés para la región, medioambiente y paz, sin embargo existen otros temas como las vías 4G y la recuperación de la navegabilidad del Magdalena que son motivo de interés para nosotros como Programa de Desarrollo y Paz, y por los cuales estamos obligados a continuar nuestros procesos y así lograr el progreso de la región y sus habitantes.