En Caldas reabren 14 escuelas luego del conflicto

Óscar Veiman Mejía

LA PATRIA | Manizales

Un día pasaba la guerrilla con un secuestrado. Otro, los paramilitares arrastrando un muerto. Y otro, el Ejército o la Policía con armamento decomisado y sospechosos detenidos. Es que la vereda El Naranjito, en Pensilvania, presenció el paso de la guerra que durante 15 años azotó al oriente caldense.

A la orilla del camino y del conflicto quedó la escuela, habitada por la soledad. "Fui profesora allí 10 años. Salimos desplazados, las familias no volvieron y por eso nos quedamos sin estudiantes. La escuela se cerró", comenta Patricia López, quien ahora es rectora de la Institución Daniel María López, del corregimiento de San Daniel, a la cual pertenece El Naranjito.

La historia para esta escuela y otras 13 de Caldas, entre ellas varias agobiadas por el conflicto y algunas por la delincuencia común, ha cambiado en los últimos tres años y medio. Desde el 2008 desaparecieron las balas, las muertes, los secuestros, las extorsiones y buena parte de los robos. Poco a poco volvieron padres, madres, niños y profesores, en una especie de postconflicto silencioso, con el vigor de las comunidades.

En la de El Naranjito estudian, desde marzo pasado, nueve alumnos. "La gente está feliz, había mucha ansiedad, pues las gestiones duraron seis meses para la reapertura. Ahora se respira paz", comenta la rectora.

Minados

La secretaria de Educación de Caldas, María Aracelly López, indica: "Ha sido una situación muy compleja, pues hay en zonas rurales donde las viviendas están muy alejadas de los centros educativos y el peligro ha sido grande para los niños, sobre todo por campos minados. Ahora, estamos en la política de que donde nos reporten un niño o más, abrimos la escuela".

Campanadas

Por eso, en estos años sonaron de nuevo las campanas para llamar a clase en veredas de Samaná, Aguadas, Pensilvania, Norcasia, Victoria, al igual que en Chinchiná, Viterbo y San José para cerca de 100 alumnos.

Las cifras del Sistema de Información de Matrículas en Caldas, para el Ministerio de Educación, indican que en los últimos seis años ha aumentado el reporte de matriculados como víctimas del conflicto armado. En el 2010 el Simat registró 3.391 desplazados y una víctima por mina antipersonal. En el 2015 subieron a 5.817 desplazados y a 27 afectados por minas. En Caldas en total ingresaron este año 98 mil estudiantes, sin contar los de Manizales.

En Pensilvania, donde funciona la escuela de El Naranjito, se matricularon 79 estudiantes víctimas del conflicto en el 2010. 171 en el 2011. 351 en el 2012. 449 en el 2013. 492 en el 2014. Van 481 en el 2015.

Y la cifra puede continuar en ascenso, pues la idea de la Gobernación es seguir abriendo establecimientos. En el mismo Pensilvania están en listas las escuelas de las veredas Aurora Alta y de Santo Domingo.

A la par con el regreso, la Secretaría Departamental de Educación ofrece un trabajo psicológico específico para quienes retornan a sus tierras. "Hemos nombrados 146 psicorientadores para todos los colegios de Caldas. Ellos trabajarán en diversos aspectos, peor se hará un trabajo especial de afecto, perdón, paz en Samaná, Pensilvania, Victoria, Norcasia y La Dorada.

Minados

Además, se adelantan talleres sobre minas antipersonal, que incluyen conferencias para padres e hijos, y la entrega de la cartilla Educación en el riesgo de minas antipersonal, municiones sin explotar y artefactos explosivos improvisados.

Lo que alerta ahora a la rectora del Daniel María López es lo que ella llama otro tipo de desplazamiento. "El Gobierno Nacional construyó un programa de viviendas gratis en la cabecera municipal, y por eso las familias de las veredas se están yendo dejando solo el campo".

Y de paso, las escuelas corren de nuevo el riesgo de quedarse solas. "El año pasado en la sede central del colegio teníamos 154 estudiantes y para este se matricularon 142. Ojalá no se vayan otros y, por el contrario, regresen más y más como en El Naranjito", concluye la rectora.