Julio fue la segunda oportunidad de Bruno, un perrito en Viterbo (Caldas)

FERNANDO GÓMEZ

LA PATRIA | VITERBO

Un dolor en una pata y luego en la otra, fueron los primeros síntomas de una enfermedad que le paralizó la mitad del cuerpo a Bruno, que padeció la incertidumbre de seguir viviendo o ser sacrificado.

Este perro criollo es la mascota de la familia Arias Londoño, en Viterbo. A su amo, Julio Arias, lo que le sugirió inicialmente el veterinario era que si estaba dispuesto a lidiar con la incapacidad del animal o hacer lo más fácil, que era acabar con el sufrimiento de Bruno y sacrificarlo. "La primera opción le pondrá a prueba su paciencia y sacrificio para cuidarlo en adelante", le comunicó el profesional, luego de la revisión veterinaria.

Entregado

Julio, un vigilante de una cadena de supermercados, aferrado al amor que les había dado la mascota en los 10 años de existencia, decidió aceptar el reto y hacerse cargo de Bruno.

Artesanalmente le construyó un carro para que pudiera desplazarse, además, le inició personalmente unas terapias que consisten en hacerle masajes y movimientos necesarios para su rehabilitación. Como si fuera poco, Julio enfrentó el reto de ayudarle a hacer sus necesidades fisiológicas.

"Es un perro muy noble y cariñoso. No lo podía abandonar en ese momento. Era una década de compartir con nosotros, para no ayudarlo a luchar y salir adelante con su discapacidad", apunta Julio al tiempo que masajea insistentemente la columna de Bruno.

Los primeros pasos

Pese a que el pronóstico de Bruno no era muy alentador, con el paso del tiempo, el amor y las atenciones de sus amos, ya empezó a dar sus nuevos primeros pasos. Según la familia, esto apunta a que en adelante solo será tenerle un poco más de paciencia, hasta que el animal sienta que puede desplazarse sin su dispositivo.