Álvaro Gärtner
LA PATRIA | Manizales
La historia oral dice que Riosucio fue fundado el mismo día que Colombia logró su independencia. La obtuvo en nueve años, mientras el pueblo tardó más de cien años en surgir.
Desde comienzos del siglo XVIII, los mineros mulatos de Quiebralomo y los indios de La Montaña disputaron el sitio de Río Sucio ante la Real Audiencia. En 1769, el virrey Pedro Messía de la Cerda lo entregó en mancomunidad a los rivales.
En 1809, el obispo de Popayán nombró a José Ramón Bueno cura de Quiebralomo, quizás con la misión de convencer a sus feligreses de trasladarse. En junio de 1810, José Bonifacio Bonafont obtuvo el curato “del pueblo de La Montaña de Quiebralomo”, como si fuera uno.
Un mes después estalló la revolución. Bonafont fue a su natal Provincia de El Socorro, donde adhirió a la causa patriota. Bueno se declaró realista. Fue encargado de ambas parroquias.
En febrero 11 de 1811 fue redactada la Declaración de las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca. Una era Ansermanuevo, a la cual pertenecían las dos poblaciones.
Los indígenas se declararon independentistas. Los pocos blancos y muchos mulatos de Quiebralomo respaldaron a la Corona, pero otros enviaron oro a la Junta Gubernativa de Cali.
El conflicto en la comarca
En 1813 pasaron por la comarca los españoles Juan Sámano y Francisco Warleta. Francisco José de Caldas vino a fortificar el Paso de Bufú sobre el río Cauca, cerca de Supía. Se formó la Compañía de Milicias de Quiebralomo.
En noviembre 28 se declaró la independencia de la Vega de Supía, apartándose de Popayán por estar ocupada por los españoles. Inducida por militares como Liborio Mejía, se pasó a la patriota República de Antioquia. Sus promesas de ayuda para la defensa jamás llegaron.
Tregua para la fundación
En 1814 había relativa calma, lo cual posiblemente permitió a Bonafont venir a posesionarse. De inmediato se alió con su colega Ramón Bueno para promover los traslados de Quiebralomo y La Montaña a Río Sucio, a pesar de ser uno nacionalista y otro realista.
El primer intento de conciliación se malogró. En noviembre 28, Bueno convenció a sus feligreses de obedecer a Bonafont. Como si hubiera cumplido con su misión, no intervino más.
En seis meses deberían pasarse: los quiebralomeños aceptaron, pero no se mezclarían con los montañas. Los caseríos quedarían tan inmediatos, que se debió levantar una cerca divisoria en medio de la actual Calle del Comercio. De cada uno surgirían las dos plazas principales de hoy.
Hubo que descartar el nombre Pueblo de La Montaña de Quiebralomo. El largo sustituto hizo evidente la separación comunitaria: Unión de las parroquias de La Montaña y Quiebralomo en el sitio de Río Sucio.
El juez mayor Joaquín Venancio Álvarez delineó plaza y calles del sector indígena y en febrero 1 de 1816 fue bendecida la primera iglesia de La Candelaria de La Montaña, en la actual Plaza de Abajo.
En agosto de 1817, un destacamento español comandado por Hermenegildo y Miguel Mendiburt asaltó la aldea, por su filiación patriota. Se ensañaron con la casa cural.
1819: más simbólico que histórico
Apenas en 1818 los quiebralomeños construyeron su iglesia en Río Sucio. El minero alemán Juan Federico Bähr (Báyer) trazó la hoy llamada Plaza de Arriba. El traslado extemporáneo suscitó una controversia jurídica. José Ramón Bueno se fue en marzo de 1819 de párroco de Cartago y Bonafont quedó a cargo de las dos parroquias.
A finales de ese año, Mendiburt volvió a asaltar La Montaña, con 60 hombres. Respetó la de Quiebralomo, situada una cuadra arriba.
Por esos días el cura Bueno había regresado con su señora madre y cuatro hermanos, quienes huían de Popayán liberado de españoles. Fiel a sus simpatías, auxilió a los asaltantes para que se fugaran por el camino al Chocó.
La indignación de los vecinos patriotas obligó a huir a tres hermanos Bueno y el quiebralomeño Joaquín Báyer. Fueron capturados: los sacerdotes José Ramón y Buenaventura fueron enviados a Bogotá, donde Francisco de Paula Santander los salvó del paredón.
Manuel María y Báyer serían fusilados en Riosucio. A instancias de Bonafont se les conmutó la pena, alistándolos en las fuerzas independentistas. Los desagradecidos desertaron.
El ambiente de guerra continuó durante diez años más. Entre tanto, se reclamaba la unión de las dos parroquias y encargaron al científico francés Juan Bautista Boussingault un plano del pueblo. Se logró en 1846.
La relación entre Independencia de Colombia y fundación de esta población inspiró al historiador Germán Arciniegas la frase: “Riosucio es la imagen de la República”.
* Miembro de número Academia Caldense de Historia
Foto | Freddy Arango | LA PATRIA
Plaza de La Candelaria.
Foto | Freddy Arango | LA PATRIA
Esta es la llamada Calle de la Discordia, en relación con el pasado conflictivo de la fundación del pueblo. Une las dos plazas.
Foto | Freddy Arango | LA PATRIA
Riosucio, al pie del emblemático Cerro del Ingrumá.
Foto | Freddy Arango | LA PATRIA
Plaza de San Sebastián.
Foto | Archivo particular David Echeverri | LA PATRIA
Vista de la Plaza de La Candelaria en la década de los 40 del siglo pasado.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015