#RelatosInesperados Vivo, luego comparto

Silvana Torres Corredor

LA PATRIA | CEREZA

En realidad, este es uno de esos relatos inesperados que nacen de conversaciones internas que aunque se escribieron hace un tiempo tienen vigencia para cuando quieras volver a leerlo.

Las redes sociales son como la apnea, puedes sumergirte bajo ellas pero aunque sean muy bellas, debes salir afuera porque si no lo haces a tiempo, dejas de respirar.

Vuelvo a este tema porque estar aquí, me ha hecho muy feliz. ¡He aprendido tanto, he conocido personas tan increíbles, he alcanzado sueños tan grandes! Que jamás podría arrepentirme de eso.

Sin embargo, hay una parte de Silvana que se sumergió demasiado y a decir verdad, casi se ahoga; Por concentrarse en la vida digital y dejar de lado la vida real olvidando estar donde realmente deseaba: viviendo una vida con más “vamos” y menos drama.

Esto no significa que para ser y hacer, hay que irse de aquí. ¡NO! Significa que hay que aprender a manejarlo, hay que separar tiempos para uno, disfrutarse más la familia, los amigos, el novio. Ir a la casa de los abuelos y dejar el celular bien guardado, montar en bus y disfrutarse el viaje, comerse un helado sin pensar en que dice el de al lado, sobre todo cuando compartes una vida “sana”. (Cuando lo realmente SANO, es no enredarse la vida pensando en el que dirán). Y lo más importante: Esta existencia pasa tan rápido que hay que ganarle tiempo. No hay un porqué que justifique ir corriendo a todas partes.

Sí, hay que relajarse. Hay que caminar tranquilo por la calle e incluso, a veces, hay que hacer nada.

Y no sólo le hablo a los generadores de contenido, le hablo a los consumidores, y prosumidores para que aflojen y miren a su alrededor. Creo que es momento de elegir que no se pase la vida viendo hacia abajo, pues en ese parpadear se pierden los instantes más importantes y los detalles que le dan sentido a todo.  Las redes sociales se mueven tan rápido que tenemos que ir a su ritmo para poder alcanzar un reconocimiento, pero hasta qué punto abandonas toda tu vida para meterte en una burbuja que una vez haga “Plop” (imaginen que explota), te deja ver la realidad. ¿y que hay?

He decidido: VIVIR Y LUEGO COMPARTIR y soy inmensamente feliz así.