Osvaldo Hernández
LA PATRIA | Manizales
Tres horas después de haber ganado el título de la Copa Libertadores de América, el 1 de julio del 2004, Jairo Quintero Trujillo, presidente del Once Caldas en ese entonces, lloró desconsoladamente. El equipo, después de la gesta en el Palogrande, se fue a Villa Kempis, en el Arenillo, donde directivos, técnicos, jugadores, empleados y sus familias, celebraron en una fiesta inolvidable.
El Blanco, que hizo vestir de blanco al país hace 16 años, empató 1-1 con Boca Juniors, de Argentina, al que luego doblegó desde el punto penal para darle la segunda Libertadores al país. Fue el premio al esfuerzo de toda una comunidad.
Don Jairo lideró todo ese proceso y recuerda cómo a lo largo de la final, producto de los nervios, no hablaba con nadie, que quedó mudo, y después, en la fiesta de celebración, se desahogó y lloró sin parar al dimensionar lo que habían logrado.
"A lo largo de la semana me dijeron que el presidente Álvaro Uribe venía al partido y que necesitaban 120 boletas. Nosotros ya teníamos todo vendido y no teníamos forma de atenderlos. Llamé y les dije lo que sucedía. Entonces el Presidente vino dos días antes al entrenamiento, saludó el equipo, dejó un mensaje y regresó a Bogotá", recuerda Quintero, quien estuvo 27 años al lado del equipo.
Por eso a la final, con menos exigencias llegó Francisco Santos, el Vicepresidente de ese entonces: "Me acuerdo que en el partido, Pacho Santos me hablaba y no le escuchaba nada de los nervios y la tensión que tenía".
Cuando se acabó el partido y el Once quedó campeón, el Vicepresidente cargaba emocionado a Jairo Quintero: "Eso fue una locura en ese palco, porque todos nos abrazábamos y Pacho Santos me trataba de levantar".
Horas después, en medio de la algarabía callejera, el equipo se fue a Villa Kempis, donde hizo una rumba. La fiesta del Palogrande se trasladó al recinto porque continuaron los coros, los cánticos, los abrazos, los elogios y los agradecimientos.
De la rumba ya habían transcurrido unas tres horas cuando Jairo Quintero empezó a llorar: "Era como un taco, un desahogo, me acuerdo que lloraba y lloraba y todos iban a consolarme. Con el tiempo entendí la dimensión de lo que había pasado".
La fiesta duró hasta altas horas de la noche y no faltaron los que se pararon a bailar y los que se embriagaron no solo de la emoción.
Al otro día, el desfile descomunal por la Avenida Santander, llegando a la Plaza de Bolívar, pasando por LA PATRIA.
Quintero recuerda que su esposa, doña Olga del Socorro también lloró, de la emoción y del pesar porque Juan Camilo, su hijo menor, fiel seguidor del equipo, no pudo estar en la final por estar cumpliendo compromisos académicos en el exterior. El que sí estuvo a su lado fue Pablo Felipe.
Considerado como el máximo dirigente el Once Caldas en toda su historia, Quintero Trujillo logró 3 títulos de Liga y la Copa Libertadores, pero como todos los directivos de la época vivió tiempos complejos, como cuando el Banco Caldas les embargó por compromisos que habían adquirido por el Club.
"Esas con cosas que pasan porque, en esa época, era un servicio que uno le prestaba a la ciudad cuando el equipo era de todos".
Hoy, 1 de julio, siempre será un día especial en la vida de dirigente manizaleño.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015