Se nos fue el profe calidoso: luto en Aranzazu por Eugenio Buitrago Marín

Diego Salgado

LA PATRIA | Aranzazu

Consternación y mucho pesar causó en Aranzazu y el gremio docente de Caldas el repentino fallecimiento de Eugenio Buitrago Marín. El profesor murió como consecuencia de un infarto fulminante al corazón.

El hecho ocurrió el jueves, justo cuando iniciaba clases en la escuela de la vereda San Antonio, sede de la Institución Educativa Pío XI donde laboraba.

Una señora, vecina de la escuela, llamó a Olman Valbuena, coordinador de la institución en la sede central, informándole que el profesor Eugenio tenía un fuerte dolor en el pecho. De inmediato el directivo docente acompañado por el rector y un auxiliar administrativo partieron en un vehículo hacia la escuela dada su cercanía con la cabecera municipal de tres kilómetros.

Sin embargo, al educador ya lo trasladaban en un carro particular conduciéndolo hasta el hospital San Vicente de Paúl, a donde llegó sin signos vitales y donde trataron de reanimarlo sin respuesta positiva.

Luz Elena Franco es una docente del colegio que lo conocía desde hace más de 30 años años en su época de estudiante de bachillerato, cuando hacía prácticas en la escuela donde trabajaba. Era un muchacho lleno de habilidades y capacidades artísticas, siempre se ganó el cariño de los estudiantes con los que trabajaba y lo llamaban “el calidoso” por ser ese gran amigo para muchos.

Trayectoria

Buitrago Marín llevaba treinta años en el magisterio, los cuales se iniciaron en Samaná. De allí pasó a la Institución Educativa Pío XI de Aranzazu en su sede Central, impartiendo conocimientos en el área de ciencias naturales, de donde nacieron sus grandes aficiones como el avistamiento de aves, la fotografía y el amor por la naturaleza.

Su destreza en lo tecnológico, lo llevó a dar clases de diseño gráfico, gracias a una articulación con el Sena que tiene ese colegio.

En el 2018 decidió trasladarse a trabajar en la fundación Niños de los Andes de Manizales, regresando un año después al Pío XI, laborando en las sedes Manuel Gutiérrez Robledo, vereda la Planta y este año último año en la vereda San Antonio.

Su cuerpo estuvo en cámara ardiente en el aula máxima del Pío XI, la institución de sus amores.  

Sentidos

- Jhon Jairo Valencia Villegas, rector del Pío XI, lo recuerda como un buen compañero, solidario, dedicado a su señora e hijos; apasionado de la naturaleza, amante de la tecnología. En tiempos de pandemia que le correspondió a los docentes sortear muchas dificultades en el manejo de herramientas tecnológicas y aplicaciones, capacitó a sus colegas con tips para sacar adelante los programas que debieron implementar. Siempre buscó que los jóvenes de Aranzazu se capacitaran en audiovisuales, televisión y periodismo. Quería enormemente la institución.

- Diana Milena López, docente del Pío XI, manifiesta que era una persona muy alegre, servicial, siempre estaba presto a ayudar a quien lo necesitaba, le gustaba integrarse a las actividades que se realizaban en la Institución, amaba mucho su profesión, apasionado por la fotografía, el medioambiente y el diseño gráfico. Siempre lo recordaremos por su sinceridad en el momento de expresar su punto de vista, su amabilidad y el buen trato a todos los que lo rodeábamos.

- Juan Diego Aguirre era uno de sus mejores amigos y también exalumno, lo califica como una persona íntegra, con un pensamiento profundo, entregada a la comunidad educativa como docente, siempre dando algo más de lo común a sus estudiantes.

- Oscar Mauricio Salgado, exalumno, lo define como un increíble ser humano que hacía de las clases una buena anécdota por contar, sus charlas resolvían muchas dudas acerca de lo que pasaba en nuestra adolescencia, era un guía, como un padre para cada alumno, siempre preocupado por el bienestar de todos en especial de las mujeres.