La historia, el camino para reencontrarnos como Nación

LISET ESPINOZA

LA PATRIA | MANIZALES

El historiador Jorge Orlando Melo llegó con la Historia mínima de Colombia, encuadernada en tapa blanda y resumida en 330 páginas, para invitar al lector a hacer un recorrido por el país, abarcando la llegada de los españoles, el rol de la mujer, la existencia de las guerrillas y los retos que afronta en este siglo.

Estuvo como invitado el lunes en la tercera edición de la Cátedra de Historia Regional de Manizales y Caldas. Durante la actividad expresó la importancia de la historia, una asignatura que lleva varios años ausente de las aulas y que para Melo debe ser vista por los niños, jóvenes y adultos como un laboratorio para desarrollar la capacidad de argumentar.

"Somos un país con éticas y costumbres diferentes por lo que no sería unificado en ese sentido. Por ello, en esa época se piensa en que lo que nos unirá como Nación es la historia como mecanismo de liberación", dijo.

Diálogo

LA PATRIA dialogó con el historiador, quien fue consejero presidencial para los Derechos Humanos y director de la Biblioteca Luis Ángel Arango.

-En 1936 los ciudadanos pueden votar, pero hoy algunos no ejercen ese derecho. En ese sentido ¿valió la pena la lucha de nuestros antepasados?

Lo que pasó en Colombia fue que los partidos políticos fueron hostiles y eso produjo violencia. Después de los 50 empezó la propaganda de que el sistema electoral lo utilizaban los poderosos para engañar al pueblo y en vez de educarlo para que votara, la propuesta fue no vote, abstención combativa, revolucionaria y el poder para el pueblo es la lucha armada. En estos 60 años se demostró que ese camino no funciona. La gente debe participar para que no seguirá pasando lo que vivimos.

-Se firmó un acuerdo de paz, pero siguen los enfrentamientos. ¿Sí hemos avanzado?

Hemos avanzado. Si pensamos en la educación cuando llegaron los españoles nadie sabía leer y escribir. En 1900 ni el 10% de la población sabia, ahora el 95% sabe. En ese momento no terminaba el bachillerato ni el 1% de la población, ahora lo termina el 70%. El país se metió en la lógica de que entre más gente vaya a los colegios y a las universidades tendremos una vida política menos violenta porque ese sueño de cambiar el país por las armas se perdió. Se cree en el poder de las leyes y de las constituciones. Si respetamos eso el país sale de la violencia, no del todo, pero sí se disminuirá.

--En su libro hay un capítulo dedicado al café como elemento de desarrollo económico. ¿Hoy Colombia es un país cafetero?

No. Colombia perdió mucho del poder la economía cafetera. Un error en la historia económica colombiana fue el no promover más la pequeña economía de los campesinos, basada en el éxito cafetero. No todos los cafeteros fueron pequeños campesinos, había grandes propietarios como haciendas, pero la ventaja y la diferencia que tenía Colombia era el pequeño campesino capaz de atender de manera diferente los cultivos cafeteros. Si Colombia hubiera empujado con una reforma agraria adecuada en las décadas de los 60 y 70 esa economía campesina sería otra cosa. La gran empresa agraria es importante y conveniente, pero solo funciona bien en productos masivos como caña de azúcar, algodón, soya, palma africana, pero no en cultivo de jardín. Hoy el café representa una producción pequeña de las exportaciones colombianas.

-En las instituciones educativas la historia es una materia que poco se estudia. ¿Qué piensa de eso?

Es importante que volvamos a mejorar la enseñanza de la historia en las escuela, no porque el Gobierno quisiera quitarla, sino porque dio instrucciones poco difíciles de seguir que crearon caos. Sí hay buenos materiales y enseñamos la historia mostrando libros como este o otros similares se aprenderá mejor.