FERNANDO ARROYO
EFE | LA PATRIA | QUITO
El vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, fue condenado ayer a cumplir seis años de prisión por el caso Odebrecht, pero dejó al país en ascuas sobre la situación de su cargo, tras confirmar que no renunciará.
Tras un juicio de dos semanas por asociación ilícita relacionada con la trama de sobornos que la constructora Odebrecht regó por varios países de América y África, Glas fue declarado autor del delito y recibió la pena máxima solicitada por la Fiscalía.
La Sala Penal de la Corte Nacional de Justicia, dirigida por el juez Edgar Flores, anunció ayer el dictamen de primera instancia que condenó a Glas, a su tío Ricardo Rivera y a otros seis acusados.
El fallo será apelado por el abogado defensor del segundo mandatario, Eduardo Franco, quien, tras concluir la audiencia, confirmó que su cliente no renunciará a la Vicepresidencia.
Custodiado por policías de unidades especiales, Glas fue conducido nuevamente a la Cárcel 4, de Quito, donde ha permanecido recluido desde octubre pasado, cuando la Corte lo vinculó al escándalo.
En la calle, un grupo de simpatizantes de Glas, perplejo por el fallo, apenas podía responder a otro nutrido grupo de opositores al Vicepresidente, que festejaban a rabiar la sentencia.
Sobre este proceso se han levantado conjeturas y hasta el mismo presidente del país, Lenín Moreno, en su habitual programa de radio y televisión de los lunes, aseguró que ni él ni el pueblo tolerarán una "tomadura de pelo" por parte de los jueces que juzgan a Glas.
"Si bien mantengo un absoluto respeto a la independencia de las funciones del Estado, sepan todos que ni yo, como presidente constitucional de la República, ni el pueblo ecuatoriano permitiremos una tomadura de pelo y una burla a la justicia, ni en este caso ni en ningún otro", subrayó el gobernante.
"El clamor popular es uno solo: ¡Justicia! ¡Justicia!", arengó el jefe del Estado al recordar que la corte debía tomar "una decisión que apunta a resolver un caso que ha conmocionado al país".
Incertidumbre
La Constitución establece que, en caso de falta definitiva del Vicepresidente, será la Asamblea legislativa la que designe su reemplazo de una terna presentada por el Presidente de la República, y aquí empieza otro embrollo.
Glas está enemistado con el presidente Moreno, pese a que ambos pertenecen a Alianza País, el otrora poderoso movimiento oficialista divido entre quienes apoyan al actual Gobierno y los afines al expresidente Rafael Correa.
En las filas de Moreno, con las riendas del poder y contrario a Correa y Glas, se han empezado a barajar nombres de colaboradores que podrían ser incluidos en la terna de reemplazo para la Vicepresidencia.
La misma vicepresidenta en funciones, María Alejandra Vicuña, que reemplaza a Glas temporalmente por orden de Moreno, así como el jefe del Parlamento, José Serrano, han sido señalados como posibles postulantes.
El problema es que Glas no renunciará -según anunció ayer su abogado a la salid de la audiencia-, lo que podría bloquear la posibilidad de la "falta definitiva" mencionada en la Carta Magna.
Ahí también se abre la posibilidad un juicio político de censura contra Glas en la Asamblea legislativa que podría destituirlo, según la Constitución "por grave crisis política y conmoción interna".
Las cartas de la baraja política ecuatoriana aún no están sobre la mesa, aunque la condena a seis años de prisión ha despejado el camino para que el presidente Moreno remita a la Asamblea la terna de postulantes para reemplazar a Glas.
Ahí también se anticipa una pugna reñida, entre los legisladores afines a Moreno y los que simpatizan con Glas y Correa, ambos bandos cobijados por el resquebrajado movimiento oficialista.
Hay analistas que consideran que la investigación judicial contra Glas, por la trama de corrupción de Odebrecht, ha rebasado el ámbito legal y se ha situado también en el campo político, en un país en el que la corrupción ha sido comidilla desde hace mucho tiempo y muchos gobiernos.
Destacado
En diciembre del 2016, el Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló que Odebrecht pagó 788 millones de dólares en sobornos en 12 países de Latinoamérica y África. En el caso de Ecuador, dicho informe señala que entre 2007 y 2016 la constructora brasileña pagó sobornos por valor de 35,5 millones de dólares.
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