Antonio Hermosín
Efe | LA PATRIA | Goyang (Corea del Sur)
Los líderes de las dos Coreas, Kim Jong-un y Moon Jae-in, sellaron su histórica cumbre con un acuerdo para abrir una nueva era que ponga fin al estado de guerra entre ambos países.
En la declaración conjunta, Seúl reconoce el peso que tienen los gestos adoptados por el régimen de Pyongyang, que anunció hace poco que congela sus pruebas nucleares y de misiles y cierra su centro de pruebas atómicas.
Tras la firma del texto, el líder norcoreano, Kim Jong-un, dijo que se esforzará por por lograr la paz en la península y por cumplir lo escrito en la declaración, aunque evitó mencionar el término "desnuclearización" o el programa de armas atómicas norcoreano.
La ONU animó a los líderes de las dos Coreas a que avancen en favor de la reconciliación entre las dos naciones mediante un sincero diálogo con el objetivo de una desnuclearización verificable de la península coreana.
Dudas
Algunos analistas mantienen sus dudas con respecto al compromiso de Pyongyang respecto a su desnuclearización, dada la importancia capital que el régimen depositó en las tres últimas décadas en su programa de armas, al que considera el garante de su supervivencia.
También juegan en contra las fracasadas conversaciones a seis bandas de la pasada década, suspendidas tras años de negociaciones después de que Pyongyang pusiera todo tipo de trabas para que se inspeccionaran su arsenal e instalaciones atómicas en lo se consideró como una estratagema para ganar tiempo.
Sin embargo, Seúl insiste en que la cumbre y la declaración suponen solo el primer paso de un largo camino para limpiar la península de armas nucleares.
En tal sentido, los dos líderes se comprometieron a continuar cimentando la confianza mutua a través de reuniones e intercambios telefónicos regulares, tal y como recordó a su vez Moon.
Con Estados Unidos
El presidente surcoreano acordó visitar Pyongyang el próximo otoño para mantener el actual acercamiento entre ambos países, que se comprometieron a su vez a cooperar para abrir conversaciones con EE.UU. para firmar un tratado de paz definitivo que sustituya al alto el fuego que puso fin a la guerra de Corea.
Las dos Coreas declararon el final de los 65 años transcurridos desde el armisticio y apuestan por sustituir éste por un tratado de paz, reza la declaración, en alusión a la situación de enfrentamiento técnico en que permanecen el Norte con el Sur y EE.UU. Desde 1950.
"El Sur, el Norte y Estados Unidos avanzarán activamente con la organización de cumbres a tres o cuatro bandas con vistas a establecer un sistema de paz permanente y estable", se añade en la declaración conjunta.
Norte y Sur concluyeron la Guerra de Corea el 27 de julio de 1953 con un armisticio firmado por las tropas norcoreanas, el ejército de voluntarios chino y EE.UU., en representación del comando de las Naciones Unidas, que nunca fue reemplazado por un tratado de paz definitivo.
Otras decisiones
En el texto se establece también la necesidad de retomar la cooperación económica, congelada completamente desde el 2016 a raíz de las pruebas de armas de Pyongyang, y también en el terreno humanitario, donde se ha acordado realizar una nueva reunión de familias separadas por la guerra el próximo 8 de agosto, día nacional en ambos países.
Trump, ¿adalid de paz?
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se presentó como gran adalid de la paz en el mundo con motivo del cambio de actitud radical de Corea del Norte.
"Buscamos un futuro de paz, prosperidad y armonía, desbloquear un futuro más brillante no solo para el pueblo de Corea, sino para las personas de todo el mundo (...). Ciertamente es algo que espero hacer por el mundo", sostuvo el presidente de EE.UU.
Trump aseguró que esa cumbre sirve de aliento y deseó que su próximo encuentro con el líder norcoreano, para el cual se evalúan dos o tres lugares en dos países posibles.
Al preguntarle por su papel en el fin de la guerra en que oficialmente se encuentran ambos países asiáticos desde 1950 o en una posible desnuclearización de la Península de Corea, Trump no tuvo problema en atribuirse un claro protagonismo.
"Creo tener una responsabilidad. Considero que otros presidentes deberían haberlo hecho”.
La cumbre de ayer, la primera celebrada entre líderes de las dos Coreas en 11 años, supone un importante giro para la situación en la península, marcada en el 2017 por los continuos ensayos de armas del régimen y sus amenazas con el presidente de EE.UU.
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