Se resisten a dejar las bolsas de plástico

Vanessa Sánchez

LA PATRIA | Manizales

150 años tarda una bolsa plástica en degradarse. 

Miryam López, de 65 años, cuando mercó ayer en el Supermercado del Centro, empacó el cilantro en bolsa, los maracuyás en otra y los tomates de aliño en una más grande. Entre frutas y verduras sumaron 19, más las que usaron cuando pagó. 

El Foro Económico Mundial estima que solo el 14% del plástico es reciclado, a pesar de que desde hace 40 años se le puede dar ese manejo.

“No podemos volver a lo antiguo que uno mercaba en costales o canastos. Si las bolsas las dan y uno las paga con los alimentos tan costosos, no le veo problema”, comentó la señora.

Agregó que en casa las usa para botar la basura, para recoger las necesidades de su mascota y para empacar “una que otra pendejadita”.

De acuerdo con cifras del Ministerio del Medioambiente, un colombiano promedio usa 24 bolsas al mes (288 al año) y 21 mil en toda la vida. Aunque el despacho impulsó la campaña Reembólsale al Planeta, que busca promover el consumo responsable de plástico, las personas las exigen en supermercados, droguerías y almacenes.

Innecesarias

Patricia López, por ejemplo, pidió en Condrogas de Parque Caldas un aceite para bebé. Apenas pagó se lo entregaron en una bolsa no más grande que la palma de su mano.

Sin embargo, las bolsas de plástico de menos de 30 por 30 centímetros y que no cuenten con el calibre suficiente para soportar la carga debieron salir de circulación desde el 29 de abril del año pasado. James Marín, regente de farmacia de este punto de venta, aseguró que siguen dando bolsa de este tamaño porque son las que quedaron disponibles del 2016. “Solo si el cliente pide, empacamos los productos, ahora las personas son más conscientes de su uso. En Condrogas impulsamos una campaña que se une a un planeta sin bolsas y poco a poco cambia la mentalidad de los clientes”.

En la visita a este establecimiento tres clientes pidieron empacar dos analgésicos y una ampolleta. A pesar de que podían llevarla en el bolso o en la mano.

La ley propone que almacene de grandes superficies, tiendas de cadena y farmacias deberán darles una alternativa de embalaje a los consumidores como por ejemplo bolsas reutilizables.

Se ponen bravos

Al hacer mercado, las personas no se acostumbran a llevarlo en cajas o en bolsas de tela. Mercedes Serna, jefe de compras del Supermercado del Centro, manifestó que los usuarios no han asumido la responsabilidad social. Incluso se disgustan con las cajeras porque les entregan los productos para llevar en la mano.

“La gente piensa que es por ahorro, pero no, en este momento no vemos la disminución por ningún lado y menos en los costos. La idea es evitar más contaminación del planeta”, comentó.

Enzo Bedoya, gerente de Mercaldas del centro, coincidió en que no hay ahorro. Incluso hay clientes que piden unas más grandes para llevar artículos pequeños, como jabones, pilas y máquinas de afeitar. “La bolsa de leche la empacan en bolsa plástica transparente y también piden llevarla en otra del supermecado. Esta cultura es la que hay que cambiar, pero es de tiempo. Es transformar las costumbres”.

En el caso de este supermercado ofrecen alternativas amigables con el planeta. Al lado de las cajas hay bolsas reciclables en material de fique a $1.800. También disponen de cajas y estopas para que la gente si va en el carro lleve el mercado en estos elementos. “Cada bolsa por unidad cuesta, dependiendo del tamaño, $60 pesos. En promedio al mes gastamos 5 mil y lo más grave es que como ya no hay bolsa pequeña, toca usar la más grande así no la necesiten”, anotó.

Ni regaladas

Fredy Soto, gerente del supermercado Olímpica del centro, añadió que por desgracia hay pocos usuarios que llevan bolsas reciclables. Hasta piden doble porque temen que una se desfonde. “El gasto sigue igual. Hemos hecho campañas con bolsas ecológicas, las hemos regalado, pero la gente no toma conciencia de ello. Al mes gastamos $9 millones en empaques”.

En los supermercados como Ara y D1 las personas son más conscientes, ya que en el segundo, por ejemplo, deben pagar por la bolsa y disponen de talegos reciclables.

“No es que uno las quiera negar porque sí, ojalá supieran lo difícil que es descomponer el plástico”, añade Luz Elena Márquez, administradora de Ara.

A la salida de D1, Jaime Cortés compró cuatro bolsas a $50 pesos cada una. Llevaba dos paquetes de rollos de papel higiénico, pan y dulcería. En la mano una bolsa reciclable que le costó $1.700. “Cuando vuelva sé que tengo que traerla. Nos deberían cobrar por ellas para así disminuir el consumo”, anotó.

Los empacadores

La historia para quienes a diario toman bolsas en sus manos no es a veces agradable. Carlos Alberto Espitia, empacador de Mercaldas, aseguró que por cosas pequeñas piden bolsas grandes. Dijo que de 10 personas que mercan, solo una toma una caja.

En bolsas de papel

Amalia Jaramillo, propietaria de la farmacia Pharmasel, sostuvo que desde antes de diciembre iniciaron con la aplicación de la norma. “Las personas son conscientes y colaboran. De 10 clientes, solo uno pide bolsa. Aquí no usamos plástico, sino bolsas de papel que son más amigables con el medioambiente. Asumimos el costo de las mismas”.

Los que sí y los que no

Bertha Gómez

Uso bolsa cuando se necesita. Lo pequeño lo puedo empacar en el bolso o en la mano.

Rosa Elena Gómez

No pido bolsa, si me la echan el mercado me las llevo. Las cosas pequeñas en el bolso.

Estela Montes

Cuando merco poquitas cosas llevo bolsa de tela. Para el mercado grande sí pido. En la EPS no pido.

Reynel Gómez

Si me dan cajas de cartón llevaría el mercado. Antes uno llevaba el mercado en canastos o en costales. A eso deberíamos volver. Las bolsas de plástico son un encarte porque se llena la basura.

Lucía García

Siempre pido bolsa. Es más cómoda.

Miriam Duque

Me gusta más pedir bolsa plástica. Es más cómoda.

Carlos García

Normalmente cuando uno compra tiene derecho a la bolsa. Si eso ya viene incluido dentro de la factura cómo no la recibo.

Jaime Restrepo

No pido bolsa plástica. Solo para cosas grandes.

Reynel Gómez se considera un comprador juicioso. Empaca diferentes verduras en una misma bolsa transparente. Dice que deberíamos volver a la vieja tradición de mercar en canastos.