COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
¿Los animales tienen derechos? El debate lo abrió Chucho, un oso de anteojos que desde que nació a mediados de los años 90 en la reserva natural La Planada en Nariño, ha vivido en cautiverio.
A sus cuatro años fue trasladado a la reserva Río Blanco en Manizales. Allí llegó con su hermana Clarita, para formar un programa de reproducción, pero esto no se registró por su condición de familiaridad. Sumado a ello, Clarita falleció años más tarde por cáncer de útero.
Desde ese entonces, Chucho entró en depresión, escapó varias veces del lugar donde estaba –sin causar daño a los humanos- por esto, en el 2017 Corpocaldas decidió entregar el animal al zoológico de Barranquilla.
Han pasado 18 años desde que Chucho se enfrentó al cautiverio y pese a que no hubo malos tratos de quien lo cuidaba, no tenía un veterinario adecuado que estuviera al tanto de su salud. Por esto y las adversidades que pasó, Luis Gómez Maldonado, penalista de Manizales interpuso una acción legal.
Gómez se convirtió en el abogado de Chucho y solicitó a las autoridades judiciales que dieran el aval de un hábeas corpus, ese que le concedería la libertad. Y como un acto sin precedentes en Colombia esto ocurrió por decisión de la Corte Suprema de Justicia.
En el 2017 con ponencia del magistrado Luis Armando Tolosa, el recurso fue aceptado argumentando que no se trata de darles a los animales los mismos derechos que tienen los seres humanos, o de crear tribunales para resolver los asuntos de los animales, “sino de reconocerles los correspondientes, los justos y convenientes a su especie, rango o grupo”.
Pese a tal determinación la dicha de Chucho duró poco, una acción de tutela presentada por la Fundación Botánica de Barranquilla contra la decisión de la Corte tumbó lo logrado. Por eso, hoy en día el abogado de Chucho solicita a los tribunales que se le otorgue su libertad.
“El nuevo plan de desarrollo dice que debe haber una política pública para la protección de los animales domésticos y silvestres. Chucho es presidente del zoológico, pero mi 'cliente' solicita que se le releve de esa responsabilidad y le devuelvan su libertad”, argumentó el abogado.
Desde la otra orilla, Carlos Andrés Puccini, quien hace parte de la Fundación Botánica de Barranquilla, entidad que entuteló la decisión que beneficiaba a Chucho, aseguró que el deber de la corporación es velar por la protección animal, además de garantizar la protección del oso de anteojos.
Resaltó que el hábeas corpus está dado para las personas frente al abuso estatal y que no debe ser considerado como un recurso para un animal, como en su momento lo manifestó el alto tribunal.
Puccini señaló que “la revisión de la tutela es suficiente dado que está ajustada a la ley colombiana" y añadió en su intervención que no se debe humanizar a los animales, por esto durante los 10 minutos que tuvo ante los magistrados de la Corte Constitucional, que adelantó audiencia pública para conocer conceptos sobre este caso, nunca le llamó Chucho.
Los argumentos jurídicos del caso
Sobre el recurso legal que concertó al debate Juan Carlos Losada, representante a la Cámara, señaló: “No podemos pedirle a un animal que radique un habeas corpus o una acción de tutela, pero podemos reconocer como manifestación de la dignidad humana que razona y entiende que se utilicen en las instituciones jurídicas acciones para proteger a los animales”.
Por esto, el delegado del Congreso consideró que el tribunal tiene una oportunidad histórica, ya que los animales podrían ostentar derechos. “El oso Chucho refleja la condición de muchos animales. Muchos reflejan abandono y crueldad del ser humano”.
Para Andrea Padilla Villarraga, vocera en Colombia de Anima Naturalis, reconocerles derechos a los animales no implica necesariamente asignarles deberes. Los animales son pacientes morales, no agentes morales. Esto no les resta valor”. Agregó que hay un déficit normativo en las posibilidades que ofrecen las leyes de protección animal.
Al culminar la audiencia, que se llevó a cabo en el Palacio de Justicia, la Corte aseguró que recibirá uno a uno los señalamientos de las partes para emitir jurisprudencia que seguramente hará historia.
Los expertos
Adriana Reyes, bióloga, señaló que en Colombia hay entre 9 mil y 13 mil osos que están amenazados por la caza, la minería y el turismo mal usado. Advirtió que el hábitat ideal es el bosque y que para reproducir una camada de un solo oso la población crece muy lento.
Consideró que en el caso de Chucho es poco lo que le queda de tiempo de vida, debido a las condiciones en las cuales ha vivido. “Contaba con un área de encierro con celdas de alojamiento, aislamiento, construidas en concreto y con rejas y puertas metálicas de media pulgada para manejo”.
Pese a tal situación, Chucho permanece en buen estado de salud. Así lo confirmó un informe que reveló el ministro de Ambiente, Ricardo José Lozano, quien entregó el documento a la Corte en el que consideró que el animal debe estar en semicautiverio dado que se está promulgando la protección de los animales como lo ordena la ley.
Julia Miranda Londoño, directora Nacional de Parques Naturales, resaltó que en el país hay cinco corredores de conservación de osos. Señaló que esta especie contribuye con “la conservación de la biodiversidad del país porque ampara a las demás especies que están en estas áreas”.
En acopio a la protección de esta especie se unió Oswaldo Jiménez Díaz, director de Corpoguavio, quien aseguró que en muchas ocasiones es mejor tener a estos animales en semicautiverio dado que la comunidad no suele convivir con esta especie. Puso como ejemplo, el asesinato de dos osos ocurrido en Junín y Fómeque.
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