MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Hablar con dos personajes que no son de amores en Colombia deja lecciones, justo para el agitado momento político que vive el país.
El abogado Álvaro Leyva Durán guarda en su billetera el carné en pasta dura del Partido Conservador con su nombre estampado. Fue ministro de Gobierno, congresista y constituyente, pero por lo que más se le conoce es por buscar salidas al conflicto armado. Fue asesor jurídico de las Farc, por lo que muchos lo ubican en la extrema izquierda, a pesar de su raigambre conservadora.
Edwar Cobos Téllez, alias Diego vecino, desmovilizado de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), jefe del bloque Montes de María en los departamentos de Sucre y Bolívar, que tiene registradas 6 mil 686 víctimas, dejó el fusil, las balas y el camuflado, y ahora habla de decir la verdad como forma de reparación.
Los dos participaron el pasado viernes en un evento de la Cátedra de la Paz de la Universidad Nacional sede Manizales, denominado Reintegración de los excombatientes en periodos de posacuerdo, responsabilidad grupal y estatal.
Tomo fotos y aplaudo
Leyva destaca que lo mejor del acuerdo de paz con las Farc ha sido la entrega de armas, aunque reconoce que hay grupos disidentes porque eran muchos más de los que se consideraban. También ve positivo que se hayan vinculado a la política y que hayan estado en la plaza pública a riesgo de ser abucheados.
Sin embargo asegura que este proceso aún no culmina, porque está todavía en una etapa de reincorporación, normalización e implementación. Por ello critica la ligereza de quienes aspiran por cuenta de la violencia. "Son los que llaman a hacer trizas el proceso", y le parece "desleal" con el país no reconocer la verdad.
Para Leyva, "siempre ha habido un coco en Colombia", y lo fueron el general Gustavo Rojas Pinilla (entre 1953 y 1957), ahora lo es la paz y el castrochavismo. "Eso no existe, es un mote de campaña que se inventaron, un cuento de tontos".
¿Está convencido de que las Farc dijeron toda la verdad?, se le pregunta. "Si es que están por decirla, es que es un proceso de 50 años, pero ya han hablado del secuestro de los diputados, he visto actos de reconciliación en Colombia y en La Habana, con víctimas. Simplemente observo, tomo fotos, aplaudo. Que no todo el mundo esté al tanto de eso, es otra cosa, y que haya que hacer muchos actos de verdad, reconocimiento de víctimas y reparación, también es cierto".
¿Y del Eln?
Con el senador del Polo Democrático Iván Cepeda, Leyva ha tratado en Quito (Ecuador) de destrabar las negociaciones Gobierno-Eln, una guerrilla con casi 60 años de existencia, pero que están suspendidas por la escalada de violencia de este grupo armado.
"El cese de hostilidades les gustó, pero la situación que se presentó en el mecanismo de verificación llevó a que se presentaran problemas de orden público y muertes. Esta es una obra de humanos, no hay varitas mágicas. Se sabía anticipadamente que la tregua con el Eln tenía un punto final. Se sugirieron ciertas cosas para que no se dañara, pero desafortunadamente no siempre como se piensa resultan las cosas. Ahí es cuando se requiere entrar y ver cómo se puede recomponer", afirma.
Repudia que hayan metido civiles en la confrontación, que sean las primeras víctimas, como ocurre generalmente. "Por eso no puede dejarse esto al garete, porque hoy se habla del ataque en Barranquilla, ¿pero mañana y pasado mañana y dentro de seis meses? No, eso hay que cortarlo en su base. Que han habido dificultades, sí y hay que identificarlas, pero he visto que hay interés por implementar un mecanismo que puede tener éxito. Y la recomposición es para todo mundo, aún para los que sin haber estado alzados en armas, sin haber sido miembros de la fuerza pública, estuvieron vinculados directa o indirectamente en el conflicto interno".
Sin máscaras
Para Leyva, lo fundamental está en la Comisión de la Verdad y en la Justicia Especial para la Paz. "El que no diga la verdad, se va para la cárcel. El que diga la verdad y reconoce su responsabilidad, goza de una pena restaurativa. Ese es un mecanismo nuevo en Colombia, pero que en el mundo ha funcionado. Sin verdad no puede haber paz, sin justicia restaurativa ni reparación ni víctimas, no puede haber paz. Lo que pasa es que la gente le tiene pavor a la verdad, sobre todo aquellos que han andado en todo el proceso con una máscara, no solo de la guerra sino en la política. Ya es hora de que todos nos quitemos la máscara, y detrás de cada máscara hay una realidad que el país necesita conocer. No importa el teflón, llegará un momento en que nadie podrá esconder la verdad. Llegó la hora de la verdad, de las víctimas y de replantear la historia de Colombia; sino, no puede haber reconciliación y reconstrucción de los valores nacionales".
Con un desmovilizado
El desmovilizado Edwar Cobos Téllez, alias Diego vecino, considera que han tenido experiencias valiosas para que en el proceso de paz con las Farc no se cometan los mismos errores que con las Auc. "11 años inmersos en procesos de justicia transicional, el acercamiento con las víctimas, los actos de perdón y de reparación, todos importantes para ser tenidos en cuenta en el proceso de Justicia Especial para la Paz porque coadyuvan a que haya un mejor entendimiento y más espacios de reconciliación. Pero nos excluyeron".
Hace un llamado respetuoso a la tolerancia porque es mejor tener a las Farc tratando de ganarse algún voto de confianza, aunque podría no ser el momento. "Es mejor que echen babas en sus discursos, que balas con sus fusiles".
Antes de pensar en que las Auc se conviertan en actores políticos, una vez cumplido el componente judicial, Diego vecino sostiene que es necesario tener una reinserción plena porque no puede ser que sea ofreciéndoles ser ciudadanos de segunda categoría, parias de la sociedad.
"Así nos sentimos, no podemos ejercer la función pública, no podemos ni siquiera elegir, que es el derecho mínimo que tiene un ciudadano cuando cumple con las víctimas y la verdad. Eso es lo que estamos pidiendo, tener una reintegración plena, que estemos todos los actores del conflicto, y que la solución sea una sola".
Considera que ya han aportado. Suman los 11 años metidos en despachos judiciales de lunes a viernes rindiendo versiones libres, las condenas pagadas en el marco de justicia y paz, las miles de imputaciones de hechos, el esclarecimiento de por lo menos 150 mil hechos, la entrega de fosas y recibir el perdón de un buen sector de las víctimas. "Cifras vergonzantes, entre otras cosas", agrega.
Reconoce que cometieron hechos atroces contra la sociedad civil, pero sostiene que hay que entender que la verdad es el principio reparador por excelencia. "Sin verdad no hay perdón, sin perdón no hay paz, y sin paz no hay reconciliación. Con la verdad, la mayoría de víctimas considera que por lo menos se les resarce el daño causado. La vida de un ser querido es irreparable y en eso no podemos pensar que haya reparación".
En cuanto a la creación de bandas criminales (bacrim) luego de su desmovilización, explica que los fenómenos de violencia residuales, después de un proceso de paz, estadísticamente ocurren. Compara el proceso de San Salvador, donde el porcentaje de reincidencia después de la primera desmovilización fue de 110%, y la de las Auc, según organismos de inteligencia, fue entre 6 y 7%.
"Desmovilizamos 31 mil 768 hombres y mujeres. Algo similar está pasando con las llamadas disidencias de las Farc. Sigo convencido que quienes están avanzando en el proceso de paz, le están cumpliendo al proceso. Lo otro es ese fenómeno, y lo que se necesita es la presencia del Estado. Mientras no haya una reintegración plena, siempre existirá este riesgo, porque son muchachos que tienen más puntería que cultura, aprendieron primero a disparar un arma que a firmar su nombre en una hoja de papel".
Destacado
"Lo que pasa es que la gente le tiene pavor a la verdad, sobre todo aquellos que han andado en todo el proceso con una máscara": Álvaro Leyva.
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