Septiembre 23 de 2017; Lugar: Mar Mediterráneo; Nadadores: 5; Misión: Cruzar 23 kilómetros entre las Islas Formigues y Medes; Tiempo estimado: 7 horas.
Ya era mediodía, llevábamos casi 4 horas nadando y la corriente era tan fuerte que quedábamos solo 3 nadadores: un francés un español y yo. Claramente, era el menos hábil, así que mi estrategia era ir pegado detrás de ellos para reducir la corriente y aprovechar que ellos si tenían experiencia en mar abierto.
Las condiciones se complicaron tanto, que entre la hora 4 y 5 nadamos exactamente en el mismo lugar contra la corriente más brutal que haya vivido. No logramos avanzar ni un metro.
Crisis como esta son el pan de cada día en estas pruebas y creo que estamos de acuerdo en que la vida funciona igual: un problema con tu pareja, una enfermedad, perder tu trabajo o un negocio. ¿Cuántas veces has sentido que por más que te esfuerzas no avanzas?
…Luego de esa hora de estar nadando estáticos paramos a comer; lo hacíamos un minuto cada hora y desde el bote nos lanzaban la comida; el español dijo - "¡No voy más! Conozco la zona y con esta corriente es imposible llegar". Nadó hasta donde el francés y lo convenció de que se retiraran. Se montaron al bote y el francés empezó a vomitar, se veía muy mal.
¡Yo estaba paralizado! No sabía qué hacer, llevábamos 5 horas y apenas íbamos en el kilómetro 9 de los 23 y quedé solo. ¿Qué se suponía que hiciera si mis nadadores de referencia se habían retirado? ¿Rendirme también?
En ese momento el juez me preguntó - ¿Te retiras y vienes al bote o sigues?
- ¡Yo sigo! le contesté de inmediato. NO POR VALENTÍA, simplemente fue mi respuesta automática. Esa que me había repetido mil veces durante cada entrenamiento: ¡No me rindo!
Esa programación mental y física fue la única razón por la que pude seguir nadando. (El resto de la historia lo pueden ver en mi charla TEDx - Youtube: Mauricio Salazar TEDx).
Lo que entendí es que lo que te permite salir de la crisis no es lo que haces en ese momento sino lo que hiciste en el pasado. Lo que entrenaste antes es la clave para enfrentarla. ¿Paraste cuando tuviste dolor? ¿Te escondiste de la lluvia? ¿Te fuiste a dormir cando tuviste sueño? Eso quedó grabado en tu cerebro y cuerpo, y es exactamente lo que harás cuando llegue la crisis en la carrera.
No puedes pretender manejar una crisis simplemente sacando un manual en el momento que se presenta. Porque el mayor riesgo en la crisis no es saber qué hacer, eso está claro, sino lograr ser coherente con tu comportamiento a pesar de las circunstancias.
Finalmente, si algo me enseñó esa travesía es que cuando desafías lo imposible no te preparas para evitar la crisis, te entrenas para enfrentarla y aprender a salir de ella.
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