Un asunto muy serio
Señor director:
Las emociones de los discursos de plaza pública permiten que los candidatos suelten afirmaciones que desenmascaran sus verdaderas intenciones. Petro, después de anticiparse a decir que había una conspiración técnica para robarle el triunfo en las elecciones, convocó a sus seguidores para que salgan a las calles a protestar por el "fraude", si él no sale triunfador. Otro revote semejante al del 19 de abril de 1970, que por fortuna no pasó en ese instante a mayores, gracias a la actitud serena y firme del presidente Lleras Restrepo, pero generó el movimiento subversivo M-19, de tan calamitosas consecuencias. Ojo con eso electores, porque Petro no va de caña. Su derrota no puede ser estrecha, sino contundente.
Atento saludo,
José Jaramillo Mejía
La situación liberal
Señor director:
Me preocupa y me inquieta cuánto pueda afectar la suerte del partido y de nuestro candidato, la actual situación del partido, cuya unidad viene siendo amenazada por un grupo de congresistas que al parecer se quieren deslizar hacia otras candidaturas, incluyendo al Centro Democrático, lo que constituiría un duro golpe de oportunistas que fueron elegidos con el aval del liberalismo y que en estos momentos de incertidumbre traicionarían sus principios ideológicos.
Por método rechazo el pesimismo, pero me cuido de incurrir en la equivocación de pensar sistemáticamente que no hay problemas o que son despreciables. Por desgracia ellos no escasean ahora en el liberalismo.
La unión no puede ser tema excluyente ni de todos los momentos. Pero hay un peligro muy grande en que se aclimate la creencia de que no es necesaria. Esa opinión errónea o interesada determinó los fracasos de 1946, cuando se pensó que las fuerzas gaitanistas no alcanzarían a estorbar el triunfo que “seguramente” obtendría el doctor Gabriel Turbay sobre el doctor Mariano Ospina, y de 1982 nos ocurrió algo parecido al pensar que sería escasa la votación de Luis Carlos Galán, y que no arrebataría la esperada victoria de Alfonso López sobre Belisario Betancur.
La historia se repite cuando se la olvida. Evitémoslo ahora asumiendo cada cual la debida responsabilidad, son ingentes las que nos corresponden a todos los que militamos en el oficialismo liberal, pero muy grandes también las que tienen los congresistas que pretenden conformar la disidencia para hacer acuerdos con la nueva derecha colombiana. No podemos dedicarnos al deporte de hacer imposible el entendimiento en la única oportunidad que tendremos para hacerlo operante, o sea inmediatamente después de la primera vuelta presidencial.
La supervivencia de nuestro partido depende de la eventual reactivación de la solidaridad. En esas sucesivas reactivaciones está el secreto de la supervivencia liberal en Colombia, que convierte a nuestro partido en uno de los más antiguos del mundo. Si se hubieran utilizado las expulsiones y las excomuniones, la colectividad como tal habría desaparecido o se habría atomizado y por fuerza de la inercia o por efecto de los vasos comunicantes, el despedazamiento habría contagiado a otros partidos, con las catastróficas consecuencias que la multiplicidad de los partidos impotentes generó en los países de cono sur del continente.
Por todo lo expresado, vamos a tener que aprender el arte de la convivencia, practicar en el interior del partido el pluralismo que reclamamos para la democracia en general. Ese pluralismo, si le damos apoyo, será antídoto contra los vicios que debemos erradicar.
Mario Amariles Ruiz
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