Un extraño visitante
Señor director:
Un habitante de otro planeta recibió en tiempo reciente el encargo de viajar a la tierra con el fin de enterarse del género de vida que llevamos los cristianos.
Luego de haber llegado a este planeta, el extraterrestre, que tenía la apariencia de un hombre y que disponía de pocos recursos, decidió instalarse entonces en una de las habitaciones de una modesta vivienda.
Con el deseo y la necesidad de encontrar un modo de subsistir, el inquilino interrogó al ama sobre la manera de conseguir empleo; aconsejándole ésta que el mejor modo de hacerlo era proveyéndose de un computador y buscando en internet.
El alienígena así lo hizo y luego de varios días consiguió empleo en la red, trabajando en ella tres horas escasas al día. El resto del tiempo lo empleaba viendo los videos, las fotografías y los contenidos escritos que el internet le proporcionaba; dándose cuenta rápidamente de que estos contenidos le bastaban, si los analizaba debidamente y con profundidad, para darse cuenta de la forma como vivían los hombres.
Casi sin salir de su alcoba, se dedicó a esa labor durante varios años, al cabo de los cuales viajó a su planeta nativo en donde redactó un largo documento donde daba cuenta clara de nuestro modus vivendi.
En el cuarto que aquel habitaba, la dueña de casa halló una nota breve sobre los rasgos que él nos atribuía.
He aquí algunos de los pensamientos y sentimientos que le inspirábamos:
De todos los seres que pueblan la tierra, el hombre es el único animal que ríe, aunque no exista quizás otro ser más infortunado que él.
En aquel planeta, la fortuna y la justicia riñen entre sí, pues aquella favorece no pocas veces a quienes menos lo merecen.
Muchos hombres buscan la felicidad como si ella se encontrara fuera de su propio ser.
Del dolor y la adversidad los hombres huyen sin entender que son unos grandes maestros.
El amor es el principal artífice de las grandes cosas que han hecho los hombres.
Diego Osorio Ramírez
La Gran Colombia
Señor director:
La Gran Colombia duró lo que dura un pandebono en el portón de una escuela; efectivamente, en 1830 se disolvió, pues Venezuela y el Ecuador rompieron la unión que tenían con la Nueva Granada.
Por eso hay que corregir el error que aparece en un recuadro y en un pie de foto de la página 15 del 16 de julio, a saber, que la batalla de Boyacá selló la independencia de la Gran Colombia. Selló la independencia de Colombia, o sea de la Nueva Granada; la independencia de Venezuela y la de Quito (Ecuador) se lograron algunos años después de 1819, con las batallas de Carabobo y Pichincha, respectivamente.
Un profesor
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