Insisten
Señor director:
Se halla en curso, ante el Congreso, un proyecto de ley que ha tenido ya algún debate, y que se presenta bajo el título de “parto humanizado”; lleva el número 063, y tiene como ponente al parlamentario Jairo Cristancho. Es la reviviscencia de dos anteriores que no fueron aprobados: el 172 del año 2009, presentado por la señora Claudia Rodríguez de Castellanos, y el propuesto por la senadora Nadia Blel Scaff en 2014. El que ahora intenta revivirlos tiene dos características: es más hipócrita y sinuoso, con el empleo calculado de un lenguaje eufemístico que insinúa pero no dice… que enmascara sus pretensiones, que sistemáticamente evita llamar las cosas por su nombre; y va mucho más allá que los anteriores en el intento de legalizar el asesinato de los niños no nacidos mediante el establecimiento de una política abiertamente abortiva. Y ahora se insiste en que los legisladores establezcan cuál es la edad del niño concebido y no nacido aún en la cual ya no puede ser abortado. ¡Por Dios!, ¿cómo pueden ser tan obtusos quienes tal cosa proponen? ¿Es que alguien puede arrogarse el derecho de fijar en qué momento de la vida uno comienza a tener derecho a que ella se le respete? ¿Por arte de qué misterioso artilugio llega un momento en que uno comienza a tener derecho a la vida, si antes no lo tenía? ¿Si durante los primeros cuatro, o cinco meses era lícito matarlo, por qué no lo sería también a los siete o a los ocho? ¡No, señores, no!: el ser humano nunca tendrá derecho a la vida si no lo tiene desde que empieza a existir. Ustedes no son dioses para decidir desde qué momento le conceden al niño ese derecho. Él lo tiene desde el momento en que es concebido, y eliminarlo por el aborto, cualesquiera sean las hipócritas y mañosas justificaciones que se aleguen, será siempre un asesinato. Hay un sibilino sofisma en el pretendido “derecho” de la mujer a disponer de una vida que no es la suya.
En buena hora, y sin excepciones, los medios de comunicación hicieron coro a la hermosa reacción de repudio de los colombianos ante el secuestro de un pequeñín de cinco años, y ante la brutalidad del asesinato de una niña previamente abusada, y la incineración de su cuerpecito. Fue encomiable y hermosa esa reacción unánime. Pero, ¡cuánta hipocresía, cuando esos mismos medios promueven el que un bebé sea envenenado, o destrozado por los crudelísimos métodos del aborto!
Una vez más, alcemos la voz para gritar: ¡No al aborto! ¡Sí a la vida! Dios, el único dueño de la vida, lo ha dicho: “No matarás”.
Mario García Isaza
El alimento del alma
Señor director:
Ya en la antigüedad la sabiduría afirmaba que no solo de pan vive el hombre. Y es que para mantenerse vivo y no desfallecer, este ser necesita algo más que la ración diaria conque nutre su cuerpo. Pues posee un alma inquieta y quizás más voraz y difícil de saciar que sus propias entrañas. Como el alimento que ella necesita debe ser muy rico y variado, el menú que la satisfaga debe ser también varío y complejo; pero cuidado, así como el alimento que ingerimos debe ser frugal y saludable, debemos también alimentar nuestro espíritu con cosas bellas, nobles y buenas, pues todo lo que es ruin, indigno y despreciable puede afectar el alma menoscabando, la tranquilidad y la paz interior que necesitamos para vivir en armonía con nosotros mismos y con los demás.
Diego Osorio Ramírez
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