Pablo Mejía Arango
Señor director:
Llegó a cuatro años de vida celestial el escritor costumbrista Pablo Mejía Arango. Un 19 de enero de 2017 se fue a acompañar en el cielo a su abuelo, el eximio Rafael Arango Villegas, al que le siguió el ritmo con su prosa festiva. Don Pablo gozó indiscutiblemente de amor propio y sentimientos pacíficos y tranquilos al escribir; que lo hizo con lindo respeto al otro.
Adornaba su literatura con excelente buen humor. Dejó escritas muchas convicciones y verdades y nunca le pasó por su mente aprovechar sus columnas de LA PATRIA, para despotricar y dañar a nadie. Sentía, eso sí, que mucho político y que mucho burócrata no hacían bien sus tareas, y para castigarlos decía que había que mandarlos para Eritrea.
Nunca denostó feamente de nadie. Del estilo caballeroso de la Orden de Álvaro Salom Becerra, de José Jaramillo Mejía: quien tampoco es de esa pesada línea de escritores, que gozan maltratando y “sacándole los ojos” a los connacionales y al país. Son directos al exponer sus tesis. Nunca amigos tampoco de “asar” carne de prójimo. De promover odios y rencores de clase. Es que cuando hay paz interior y amor propio: ese perverso binomio no tiene cabida en los seres humanos. Hay que decir, que amor propio no se debe confundir con egoísmo, vanidad o soberbia. Es respeto hacia uno mismo.
Sea indicado el momento para agradecer al periodista Yesid López su presencia en Notas cívicas Word press, donde por medio de audio-video, hace preciosa y sentida rememoración del inolvidable ¡Pablo Mejía Arango!
Rogelio Vallejo Obando
Se le fueron las luces
A don José Jaramillo Mejía el 4 de enero. El soneto que dice “por ti he gozado y padecido tanto” (Patria) no es del señor Marroquín sino de don Miguel Antonio Caro. Y don José Manuel Marroquín no fue “tan mal poeta”, pues de su mente y de su pluma salieron la famosísima Perrilla y una ortografía en verso que se memorizaba en los tiempos de upa.
Lector
Corográfica
Una columna del 6 de enero se refiere a la Expedición Coreográfica que en el siglo XIX encabezó el general Codazzi. La palabra coreográfica alude a la danza. El escritor hubiera acertado al escribir Comisión Corográfica, pues el vocablo significa la descripción de un país o de una región. Agustín Codazzi era coronel, no general.
Un profesor
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