El programa ‘¿Por qué será?’ de la Radio Nacional de Colombia emitido el martes 17, fue dedicado a un asunto sobre el cual no se ha dicho todo: la rivalidad entre las tres capitales del Gran Caldas. Se buscaba mostrar cuánto incide en la conformación de la Región Administrativa de Planificación (RAP) del Eje Cafetero, que comenzó a funcionar en febrero de este año.
Para comprenderla, se requiere echar un vistazo al origen del enfrentamiento. Mirar la actualidad, para saber cómo se presenta hoy. Y luego vislumbrar qué pueden esperar tres departamentos llamados a trabajar de consuno, sin borrar las fronteras que los separan.
Pero las cosas no salieron como deseaban los periodistas y muchos oyentes. En primer lugar, porque a casi todos los expertos invitados no interesaba saber qué pasó antes, pues comenzaron con una posible conclusión: ya no hay rivalidad. Obraron como dos entidades prestadoras de salud, donde recetan sin diagnosticar la enfermedad.
Es la típica negación de la historia, que obliga a nuestras sociedades a andar a los tumbos y fortalece la falacia del origen exclusivamente antioqueño del Gran Caldas. Y éste es, precisamente, el origen de la contienda: su creación fue propuesta por Rafael Uribe Uribe en 1896, como un territorio neutral que contuviera los ánimos guerreristas de caucanos, tolimenses y antioqueños.
Como eventuales capitales, Uribe El Bueno propuso a Manizales, un pequeño fortín militar antioqueño levantado para contener las invasiones caucanas (que nunca pudieron atajar); Pereira o Riosucio, ambos pertenecientes al Cauca. Fue así como en 1905 se dio vida a “una extravagancia”, como afirmaba el dirigente liberal caucano Carlos Gärtner Cataño: “Eso de armar una entidad quitándoles porciones de territorio a tres otrora grandes estados soberanos, como lo fueron Cauca, Antioquia y Tolima, que vivieron en cuasi permanente contienda fue, ni más ni menos, convertir a la fuerza enemigos en hermanos”.
Al designar a Manizales como capital, la colcha de retazos cosida con distintas telas, idiosincrasias, razas, culturas y simpatías políticas que resultó ser Caldas, fue entregada a conservadores antioqueños para acabar de zurcirla. Pero en lugar de resaltar el esplendor de la policromía, se empeñaron en untarla de paisa. Se desentendieron del oriente tolimense y en el occidente caucano emprendieron una campaña de sometimiento político y económico, para doblegarlo espiritualmente, borrando su historia o manipulándola. Lo cual siguen haciendo los caldenses despistados (o ignorantes) que se tragaron enterito el cuento de la maternidad antioqueña. ¡Va la madre!
Apenas dos años después de la creación, en 1907 los pueblos caucanos pidieron ser reintegrados al Cauca o crear un departamento sin antioqueños, que se extendiera hasta el Pacífico. La inconformidad afloró de nuevo en 1924, cuando congresistas de Antioquia y Caldas autorizaron al Gobierno a contratar un empréstito, con la condición de subir el ferrocarril hasta Manizales. A los municipios de norte y occidente les impusieron onerosos gravámenes, en medio de acres protestas.
Visible o latente, siempre hubo rivalidad entre Pereira y Manizales. Y para entenderla toda, se debe incluir a Riosucio y Villamaría. En cambio, Armenia estuvo al margen, pero su rápido desarrollo, que le valió el mote ‘Ciudad Milagro’, despertó la ambición de los políticos locales de tener presupuesto para ellos solitos. Un promotor de la creación del nuevo departamento fue el gran poeta Bernardo Gutiérrez, quien proclamaba: “Soy natural de Manizales, pero hijo legítimo del Quindío”. Como consecuencia lógica, el salamineño Camilo Mejía Duque sacó la tajada del Risaralda.
Para casi todos los invitados a la emisión, tecnócratas con aspiraciones políticas (¿electorales?), las consecuencias de esa historia son cosa del pasado: extendieron certificado de defunción a la enemistad regional. Todo es paz y armonía bajo el nuevo orden del RAP no bailable que promoverá la globalización comarcana.
Pero olvidaron sepultar el cadáver, que vivito y coleando se levantó en sus propias palabras. Ya no contiende, compite: que Pereira es más que…, pero Manizales tiene más que… y ojo que Armenia puede más que… También agitaron los méritos de cada ciudad a ser capital del Eje Cafetero. Como desconocen la historia, no pueden entender que la dominación de uno fue la perdición de Caldas y hoy se imponen relaciones horizontales en igualdad.
Bienvenida la nueva rivalidad, a ritmo de RAP.
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