Hablábamos de la indecible emoción que viví en la catedral de Sevilla cuando el maestro interpretó la tocata y fuga en re menor, BWV 565 de Bach. Me considero afortunado en la vida porque he vivido tres veces esta tremenda emoción con la misma tocata y fuga. La primera vez fue en una iglesita en los Alpes suizos. Estaba abierta y solitaria, entré, me senté en la última banca y llegó un anciano que subió al coro e interpretó al órgano la obra. Inmediatamente me trasladé a un pasaje de Demian, la novela de Hermann Hesse. La iglesita de mi historia, como todas las de los Alpes, está rodeada por el cementerio y tiene tumbas de alpinistas muertos en las montañas. En las tumbas hay almácigos de “edelweiss”, la emblemática flor de los Alpes y de los alpinistas. Esta bella flor, llamada “Leontopodium alpinum” (pie de león de los Alpes), parece los cojinetes de la pata de un felino y es blanca y acolchada. Está protegida por ley, debido al peligro de su extinción, crece en macizos calcáreos y está penalizada su extracción. Todos los alpinistas la desean y elaborada como artesanía se vende en los pueblos alpinos. Yo, viendo la cantidad de flores que había en todas las tumbas del pueblito, me robé unas cuantas y las conservo disecadas con especial cuidado. La segunda vez es la que estoy recordando, en la catedral de Sevilla y la tercera y no menos emotiva me ocurrió en la catedral protestante de Reikiavik, la capital de Islandia. En mi viaje a Islandia, narrado en las páginas de LA PATRIA, hablé de esta monumental catedral. Invito a los lectores a que la miren en internet, se llama Hallgtrimskirkja. Es espectacular, fuera de serie, ¿verdad? En su momento creo haber recordado el parentesco del islandés con el alemán. En este idioma iglesia es “kirche” y en islandés “kirkja”. Lo emocionante de mis audiciones de la Tocata de Bach en el pueblito de los Alpes y en la catedral de Reikiavik, es que yo estaba solo en ambas iglesias. Yo pensaba “angelicalmente” que tocaban para mí, solo para mí.
Cómo no recordar aquí mis épocas en que aprendía incansablemente poemas y textos y novelas. Entonces memoricé el larguísimo poema “Elegía del órgano” del poeta peruano José Santos Chocano. Invito a los lectores a que lo busquen y se deleiten con su lectura. Es precioso. Así empieza:
“Suena el órgano, suena el órgano en la iglesia solitaria,
suena el órgano en el fondo de la noche,
y hay un chorro de sonidos melodiosos en sus flautas
que comienzan blandamente, blandamente,
como pasos en alfombras,
como dedos que acarician,
como sedas que se arrastran y de súbito se encrespan
y se hinchan y rebraman
a manera de ancho río que sepulta
en su lecho rocalloso la solemne pesadumbre de sus aguas…”.
Sí, yo recordaba este poema cuando oía “como pasos en alfombras, como dedos que acarician” los acordes de la tocata y fuga de Juan Sebastián Bach.
La catedral de Sevilla es el templo gótico de mayor superficie en el mundo y la Giralda, fue construida siguiendo los planos de la Koutubia, la torre de la mezquita de Marrakech. La Koutubia ocupa un ángulo de la Jma el Fna, la plaza de Marrakech, que es patrimonio de la humanidad y está considerada en su género como la más espectacular del mundo. La enorme atracción que ejerce Marrakech sobre los viajeros del mundo se debe en parte a esta emblemática plaza nombrada por escritores en sus obras.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015