Estábamos en la Puerta del Sol de Madrid. Además de los mariachis las tarde-noches de verano se instalan allí vendedores, estatuas vivas y predicadores de variado tipo. Subidos sobre una pequeña tarima unos predicadores gringos hablan sobre Jesucristo y la Biblia y cada frase suya es traducida por un hablante español. Siempre tienen unos 10 oyentes. Compasión me dan otros predicadores sobre el mismo tema, que hablan en español, que alternan sus sermones con música y digo me dan compasión porque aunque predican con mucha convicción nadie les escucha. Capítulo aparte son las estatuas vivas, personas que se disfrazan de muchos personajes y se quedan absolutamente quietas horas enteras esperando una limosna. Se instalan en esta plaza y en el tramo que la une con la Plaza Mayor. Un grupo musical compuesto por padre e hijo toca unas marimbas metálicas con perfección digna de las mejores salas de conciertos. Quizás son los artistas callejeros de la Puerta del Sol que reúnen la mayor cantidad de curiosos oyentes. Siempre me detengo a escucharlos y desde luego, les colaboro. No faltan los charlatanes y magos, casi todos muy divertidos. Ah, y los manteros, que se pasan todo el tiempo huyendo de la policía. Llaman manteros a muchachos negros subsaharianos que exponen en el suelo en grandes mantas sus productos, casi siempre chiviados, consistentes en perfumes, carteras para señoras, CDs, gafas oscuras, pañolones, etc. Están siempre atentos a la llegada de la policía y cuando uno grita todos recogen sus artículos y salen corriendo. Por la Puerta del Sol ya sea de paso o bien partiendo de allí, se hacen presentes manifestaciones de todo tipo, políticas y sindicalistas. No faltan los republicanos que protestan contra la monarquía y recuerdan los crímenes de la Guerra Civil Española. Igualmente las colonias de países que tienen gobiernos autocráticos organizan en La Puerta sus manifestaciones: venezolanos, sirios, turcos, etc.

La Puerta del Sol vio nacer en mayo del 2015 el movimiento de “Los Indignados”, el “15M”. Primero se establecieron en unas 40 carpas y luego coparon casi toda la plaza. Tengo centenares de fotografías que tomé de este movimiento y del mundillo que alrededor de él se formó y de las asambleas que se llevaron a cabo, estando los participantes sentados en el suelo. Había mucho fervor y entusiasmo de la juventud allí congregada. Protestaban contra la monarquía, contra la explotación, contra el gobierno, contra los bancos, contra los ricos, contra el dominio de los dos partidos tradicionales el PSOE y el PP, contra todo o casi todo. Se redactaban manifiestos, venían “indignados” de todas partes de España a apoyarlos. Esta acampada duró varios meses. De esta “indignación” surgieron varios grupos políticos, algunos efímeros y otros más duraderos como el de “Podemos” que es hoy un partido de izquierda liderado y fundado por algunos profesores de la Universidad Complutense de Madrid, encabezados por Pablo Iglesias. Este partido se unió con otro liderado por Alberto Garzón y llamado Izquierda Unida, para formar otro llamado Unidas Podemos. Surgió con mucha fuerza gracias al descontento de muchos españoles por la situación política y económica del país, por la hegemonía de los dos partidos tradicionales y gracias al liderazgo carismático de Pablo Iglesias, el candidato “de la coleta”. Pero poco a poco fue perdiendo fuerza por muchos factores, siendo uno de ellos su apoyo al dictador Maduro y al vaivén e inconsistencia de sus postulados y dirigentes. En las elecciones de mayo del año pasado Unidos Podemos se “descalabró”, perdiendo varios millones de votantes y centenares de concejales y diputados.