Hablando de los Llanos, el otro explorador, referente indiscutible y anterior en el tiempo a Humboldt, fue el jesuita José Gumilla. Antecedió a Humboldt por medio siglo, más o menos. Por lo demás, Humboldt tuvo en cuenta las observaciones y los descubrimientos del misionero-explorador. Gumilla nació en un pueblo de Valencia, España en 1686 y murió en 1750, 49 años antes de que el sabio alemán emprendiera su navegación por el Orinoco. El lugar exacto de la muerte del misionero es desconocido. Los últimos años de su vida se retiró a vivir casi como ermitaño en algún lugar de los Llanos de Venezuela y allí murió. Estudió en la Javeriana y trabajó en Tunja y en Cartagena. Su vida como misionero y explorador en los Llanos del Orinoco fue muy fructífera para la ciencia, la antropología, las ciencias naturales y la geografía. Se interesó vivamente por la vida, costumbres, idioma y creencias de las tribus del Llano. A propósito, y si mi memoria no me falla, Gumilla nos habla con nombre propio de las etnias que conoció en sus exploraciones. Son estas: tatuyos, tuyucas, carapanes, desanos, tarianos, cubeos, banivas, macúes, carijonas, piapocos, baras, banes, guacamayos, yarutíes, sirianos, piratapuyas, tucanos, huananos, cabiyaris, curripacos, barazanos, guayaberos, micuras, puinaves, queretas, yaunes y arapazos. Los aprendí de memoria cuando leí el libro y quedé encantado con su lectura que es algunas veces deliciosamente fantasiosa. Hoy, que yo sepa, sólo quedan dos etnias en los Llanos: los sálivas o sálibas y los guahibos o sikuanis. Yo he encontrado sus malocas perdidas en las sabanas y son seminómadas. Es más fácil verlos en los pueblos del Vichada: Puerto Carreño, Santa Rosalía, La Primavera, Cumaribo, Gaviotas y
San José de Ocune. El libro clave de Gumilla sobre los Llanos se titula “El Orinoco ilustrado y defendido. Historia natural, civil y geográfica de este gran río y de sus caudalosas vertientes”. Gumilla fundó varios pueblos a orillas del Orinoco. El jesuita concibió una idea bien interesante para colonizar el Llano. Proponía crear colonias con españoles venidos directamente de la Península. Estos españoles deberían ser presos de las cárceles y mujeres de mal vivir. Pensaba el misionero que la vida en medio de la naturaleza pura e incontaminada purificaría sus vidas y sus procederes. Vivirían de la pesca y de la agricultura.
Colombia nunca agradecerá como se debe a los misioneros por la labor que hicieron en nuestro suelo y especialmente por lo que lograron para la integridad del mapa de Colombia. Y el agradecimiento no es tanto por la enseñanza de la religión, criticada por muchos, sino porque su presencia en lugares apartados afirmó la soberanía de Colombia en esas lejanías. El caso es evidente con los jesuitas en el Orinoco y los capuchinos en la Guajira. Su presencia en esas apartadas regiones consolidó la territorialidad de Colombia frente a Venezuela. En San Fernando de Atabapo, pueblo venezolano ubicado a orilla del río del mismo nombre y cerca al sitio donde se juntan el Guaviare y el Atabapo con el Orinoco, el único colegio de bachillerato lleva el nombre de José Gumilla y se encuentra frente al consulado de Colombia. La verdad, no sé si con el estado actual de las relaciones colombo-venezolanas exista todavía ese consulado. En aquellos tiempos, antes de Maduro y todavía bajo el mandato de Chaves, yo incursionaba mucho por esa región del Orinoco y el alcalde de San Fernando me contó que tenía orden de Chaves de dejar pasar sin molestar a los guerrilleros procedentes de Colombia. Ya entendemos, entonces, por qué tenemos ahora guerrilleros no desmovilizados protegidos por Maduro.
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