Recordemos, o repitamos mejor, solo dos cosas referentes a Francisco José, emperador de Austria-Hungría: que su esposa fue la encantadora Isabel, apodada Sissi, y que su sobrino Francisco Fernando fue asesinado en 1914 en Sarajevo y que este crimen fue el chispazo que precipitó la Primera Guerra Mundial.
Las tres capitales principales del imperio austro-húngaro fueron, en orden de importancia, Viena, Budapest y Praga. Viena por ser la sede del emperador, Budapest porque el segundo título que Francisco José I tenía era “rey apostólico de Hungría” y por último Praga. Así que Bohemia, Moravia y la Silesia checa formaron parte del disímil conglomerado de pueblos y etnias del imperio austro-húngaro desde 1854 hasta 1916 bajo el mando de Francisco José y se prolongó dos años más hasta 1918. En 1916 murió Francisco José y le sucedió su sobrino nieto Carlos cuyo mandato se enmarcó en los dos últimos y duros años de la Primera Guerra Mundial. En 1918 el último emperador austro-húngaro, Carlos, renunció y dio paso al nacimiento de la república de Checoslovaquia. La Iglesia Católica elevó a los altares con la dignidad de beato a este último emperador de la llamada monarquía dual. El beato Carlos I de Austria y IV de Hungría, fue a morir en 1922 en Funchal, capital de la posesión portuguesa de Madeira y patria del futbolista Cristiano Ronaldo. La esposa del beato, la emperatriz Zita, muy querida por todas las casas reales europeas, le sobrevivió muchos años y murió en 1989.
Entramos así a una etapa nueva de la historia de Europa centro-oriental con el nacimiento de la república de Checoslovaquia cuyo primer presidente fue Tomas Garrigues Masarik, que lo fue desde 1918 hasta 1935, año en que renunció por cuestiones de salud. Masaryk fue un hombre grande y providencial para Checoslovaquia y para las dos repúblicas que nacerían de Checoslovaquia cuando esta república se disolvió en 1993; a ello contribuyó que su padre fuera checo y su madre eslovaca. Fue reelegido tres veces presidente.
La década de 1930 a 1940 fue especialmente conflictiva en Europa central y oriental merced a la descarada intromisión de Hitler en los países de esta zona, intromisión que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial. Los acontecimientos se precipitaron en gran parte por la indecisión e inoperancia de Inglaterra y Francia frente a las exigencias de Hitler. En 1934 fue asesinado en Austria el autoritario Engebert Dolfuss llamado “el canciller de Bolsillo”. Este asesinato preparó la anexión de Austria por la Alemania de Hitler llevada a cabo en 1938, anexión que la historia conoce con el nombre de Anschluss.
¿Qué ocurría mientras tanto con Checoslovaquia y Praga? En octubre del mismo año Hitler declaró que la región de los sudetes debía ser alemana por tratarse de alemanes que vivían en Bohemia, Moravia y la Silesia checa y dicho y hecho, anexionó Checoslovaquia a Alemania. La historia conoce este episodio como La Crisis de los Sudetes y aquí se inicia el largo calvario de esta república, episodio al que se añadiría luego la ocupación comunista. Y así Checoslovaquia fue víctima en el siglo pasado de dos sangrientas invasiones, la nazi y la comunista. En 1935 Edvard Benes sucedió en la presidencia de Checoslovaquia a Tomás Masaryk pero tres años después con la anexión de su país a Alemania se exilió en Inglaterra y Estados Unidos y en 1940 formó un gobierno en exilio en Londres. Así Checoslovaquia fue ocupada por los nazis entre 1938 y 1945.
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