Continuamos emocionados en la Galería Nacional Húngara que ocupa salones en el Palacio Real de Buda. En la colección de pinturas del siglo XIX se destacan todas las relacionadas con el nacionalismo húngaro. No olvidemos las luchas de Hungría para sacudirse primero del yugo de los turcos y posteriormente del imperio de Francisco José. Reconozco que tanto los pintores como sus obras me eran desconocidos, motivo por el cual tomé la resolución de leer y documentarme sobre el rico arte del país.
“La reconquista de Buda en 1686” y “Mujeres de Eger” celebran respectivamente episodios de la guerra contra los turcos. Hay obras de Laszlo Paál y de Mihály Munkácsy que pertenecen al estilo del realismo húngaro. Supe que Munkäcsy es considerado unánimemente como el máximo pintor húngaro. Con él ocurrió como con muchos personajes de la época, o que nacieron en una ciudad que luego sería de otro país o que murieron en otra que cambiaría luego de nacionalidad, todo ello debido a las guerras y a los tratados internacionales. Esta Europa Oriental fue muy convulsionada en el siglo XIX hasta la primera Guerra Mundial y aún después. El pintor nació en Munkács, ciudad que pertenece hoy a Ucrania y fue a morir a Endenich, Bonn, Alemania. Sus datos de nacimiento y muerte coinciden con los de Federico Nietzsche. Ambos nacieron en 1844 y murieron en 1900. Hungría lo honró con celebración de funerales de Estado. En la Galería están expuestas estas obras del pintor, entre otras: El aprendiz bostezando, Camino polvoriento y Mujer llevando broza, quizás su obra más famosa. También se exhiben en el museo obras de Karoly Lotz, famoso muralista cuyas obras embellecen muchos edificios de la capital húngara.
En el salón del siglo XX se exhiben obras que van desde el Secesionismo hasta el arte contemporáneo pasando por el impresionismo y el surrealismo. De nuevo leo nombres de artistas para mí desconocidos como Jozsef Rippi-Rónai y Karoly Ferenczy. Hay un pintor que me dicen fue muy admirado por Picasso y se llama Tivadar Kosztka Csontváry del cual exponen la obra titulada Ruinas del anfiteatro Griego de Taormina. Me interesó mucho la pintura por un detalle particular y es que yo estuve en Taormina, la ciudad “chic” de Sicilia, y admiré también las ruinas del anfiteatro griego.
Hay numerosas obras de un grupo denominado Los Ocho, pioneros de la pintura húngara vanguardista. En la plazoleta del Palacio se encuentra el llamado Palacio Sandor, sobrio y hermoso. Se encuentra al final del ferrocarril de cremallera que es uno de los accesos a la colina del Palacio Real de Buda. Las veces que subí a la colina lo hice por las escalinatas. Sandor es una magnífica mansión neoclásica mandada a construir en 1806 por el Conde Vicente Sandor. La decoración de una de las fachadas representa a los dioses griegos del Olimpo. El edificio sufrió grandes perjuicios en la II Guerra Mundial. Restaurado es hoy la residencia oficial del presidente de Hungría. En la llamada Plaza del Desfile, llamada así porque era el lugar de celebración de las paradas militares en el siglo XIX, se encuentra un bellísimo monumento a los caídos durante la recuperación de la colina en la revuelta contra los austríacos en 1848. Otro edificio digno de admiración es el Teatro de la Corte de Buda.
Primero fue iglesia, luego mezquita, los carmelitas reconvirtieron el edificio de nuevo en iglesia barroca y el destino final fue un teatro que tuvo aforo para 1.200 espectadores y que como casi todas las construcciones de la Colina sufrió desperfectos en la II Guerra Mundial.
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