Para Colombia, las futuras regiones o Estados federados podrían incluso concebirse con mayor extensión a como lo sugerí, a título de ilustración, en la entrega VI (13 de enero), pero atendiendo también a su cultura, costumbres, límites, adoptar las que se han conocido como regiones naturales, las que podrían quedar así: el Estado o Región Caribe, la Región o Estado del Pacífico, la Región o Estado Andino, el Estado o Región de la Orinoquia, Estado o Región de la Amazonía, y el Estado o Región Insular.
Se facilitaba más constituir a Colombia como Estado o república Federal por su configuración descentralizada, que congregar Estados soberanos en un solo Estado común, al que deben ceder soberanía y poder; por eso con razón se estima que es más fácil pasar de un Estado unitario a un Estado Federal, que de Estados soberanos arribar a un Estado Federal; a lo cual podría agregarse que nuestro país cuenta con una Constitución única -que no acaece desde luego con Estados independientes-, la que tendría que someterse a grandes reformas o modificaciones por la transformación que haría, o adoptar una nueva carta política tal como ocurrió en 1991. Así mismo, Colombia como Estado unitario ostenta la soberanía y el poder para preservar la seguridad nacional, por tanto, no requeriría que le fueran cedidos, los mismos que están igualmente reservados al poder central en un Estado federal.
Además de la ‘asunción’ de Estado unitario a Estado federal, también serían bastante complejos los temas relacionados con la división territorial, la representación política de las regiones o Estados federados; la conformación de los gobiernos federal y federados, la distribución de competencias y servicios entre el Estado federal y los Estados o Regiones federadas; el régimen fiscal o tributario, y la participación en los recursos federales, etc.
Las finalidades u objetivos de Colombia como Estado federal serían, dentro de un Estado concebido por supuesto como de derecho, entre otros, asegurar la convivencia, la dignidad, la igualdad y las libertades, la promoción de la justicia y los derechos fundamentales; la paz interior, la defensa del territorio federal. La personalidad del Estado (Gerber), se conservaría en la forma actual.
Estando sometido el Estado federal al derecho (Estado de Derecho), habría también una jerarquización normativa, estando en la cúspide la Constitución federal, a la que le seguirían en orden descendente las leyes federales y otras normas nacionales, a las cuales tendrían que someterse los Estados o Regiones federadas; pero a estos se les dotaría de plena autonomía para gestionar sus intereses y desarrollar las competencias y servicios constitucionalmente asignados por medio de las leyes de los territorios federados.
Tal como ocurre en los Estados Unitarios, los Estados federales son proclives a asumir cada vez más poderes y controles sobre las entidades territoriales (departamentos y municipios en el primer caso), o en los Estados federados en el segundo evento, para ejercer mayor influencia sobre ellos, siendo más expedito en los primeros (Estados unitarios), lo que hace que se modifiquen las normas superiores. Para evitar ello, debe contarse con territorios con autoridades serias y responsables, que cumplan y atiendan con eficiencia, eficacia y transparencia sus funciones y sericios, y desde luego, poder poseer los recursos económicos suficientes para cumplir con sus atribuciones.
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