Es multicolor la fauna política de Caldas. Actúan dos generaciones, una de 20 a 40 años, la segunda de 40 a 70. Otros ¡qué dolor! estamos por fuera de los últimos linderos. Hay añoranzas. Nunca este departamento había tenido, en coetaneidad increíble, tantos personajes estelares. Gilberto Alzate Avendaño, Silvio Villegas, José Restrepo Restrepo, Fernando Londoño y Londoño, Alberto Mendoza Hoyos, Otto Morales Benítez, Ramón Marín Vargas, Hernán Jaramillo Ocampo, todos de lumbre nacional. Ahora la política inclina sus metafísicas hacia vocerías modernas, no retóricas, concretas en el lenguaje, más relacionadas con las urgencias populares. El discurso con penacho florido ha cedido el turno al conferencista frío que se acerca al elector con argumentos de fácil comprensión. Antes mandaba el adjetivo. Hoy el sustantivo.
Quedan supérstites de mi generación, Julio César Uribe Acosta quien, simbólicamente, “murió” con el Mariscal. Era su discípulo preferido. Augusto Trejos Jaramillo con participación activa en los comandos juveniles. Aportaba brillantez y mística. Éramos ardorosamente alzatistas.
En estas calendas, ¿qué veo? Una manoseada versión de la vida electoral. Se ha eliminado la doctrina. ¿Quién explica que Tony Jozame y Luis Guillermo Giraldo, con escarapelas de un rojo carmesí, comediantes agaitanados, hayan renunciado a su partido y hoy militen en la extrema derecha del Centro Democrático, como fanáticos seguidores del señor Uribe Vélez? El esplendor pasajero de un caudillo acribilló la ideología.
Los liberales de Caldas han corrido con buena suerte. El señor alcalde de Manizales, Octavio Cardona, como administrador, es toda una novedad. Mario Castaño les arrebató las banderas a todos sus competidores. Admirable su ascenso. Nacido en Pácora, abrió caminos, supo de acosos económicos, se hizo erudito y en un fin de semana le echó mano a la dirección de su partido. Cuando veíamos un liberalismo anémico, con masas desganadas y muchos de sus dirigentes en carrera veloz hacia otros campamentos ideológicos, surge Castaño como su salvador.
Los conservadores de este departamento estamos astillados. Poco resta de la gran familia azul. Cada diputado cree ser un caudillo y organiza su diminuta parcela. Pienso que algunos, ante la imposibilidad de conquistar una curul, en conducta mercenaria y tramposa, venden sus votos. En las pasadas elecciones para cuerpos colegiados, los comercializaron con Antioquia, Risaralda, Valle y Atlántico. La desgraciada circunscripción nacional para elegir senadores, además de ser una injusticia con los departamentos pequeños, se transformó en un bazar impúdico. Arrasó con la moral, mercantilizó la política convirtiéndola en una pitanza para demagogos hambrientos.
De ese barullo surge Jorge Hernán Mesa Botero, con su apetito disparado por la Gobernación de Caldas o la Alcaldía de Manizales. Mesa es abrumadoramente encantador. Son excelsas sus condiciones personales. Tiene físico festivo, morenaje estético, ojos chisparosos y risa juguetona. Es marrullero. En la tribuna no es elocuente, pero se defiende con argumentos elementales que fácilmente conquistan el cerebro del elector. Es mieludo. Si Castaño es agrio, Cardona brillante, Chica guerrero y fogoso, Jorge Hernán Yepes introvertido y equilibrado, Mesa es dulzón. En las giras políticas su comportamiento era singular. Después de los discursos y los ágapes rumberos, los dirigentes visitantes buscaban descanso. Mesa no. Su habilidad era certera para reunir los conductores del municipio. Tenía olfato para las tabernas discretas. Primero una garrafa de aguardiente, música de los Cuyos, Olimpo Cárdenas, Julio Jaramillo y el Caballero Gaucho. Alicorada la comparsa, sabía conducir el diálogo en dirección a sus objetivos. Si el contertulio era ganadero montaba cátedra de minuciosa técnica sobre la ceba de novillos o el forraje para aumentar la producción lechera. Si cafetero, lo actualizaba sobre la variedad de colinos para obtener cosechas pródigas. Entre nepente y nepente los confesaba sobre sus relaciones íntimas de alcoba y los noviazgos de vereda. Cuando la aurora comenzaba a danzar en las cordilleras lejanas, finalizaba la tertulia. De ella salían todos con indecisos tambaleos, proclamando a Mesa como jefe a quien juraban lealtad.
Son los estilos para hacer política. Ómar Yepes es radical y franco. Sierra palaciego y almibarado. Castaño seco y mandón. Jozame rumiador y pensante. Chica intrépido. Mesa es curvilíneo y malicioso. Cada cual es como es.
¿Qué equipo tiene Mesa para culminar sus metas? Pertenece a una troika ambiciosa. Cardona excelente alcalde de Manizales. Castaño sacó de la sepultura al Partido Liberal. Los azules apoyamos a Jorge Hernán Yepes para la Alcaldía. Camilo Gaviria Gutiérrez es el candidato para la Gobernación del Centro Democrático. Recorre municipios con perseverancia benedictina. Para culminar su empeño le es suficiente el entronque familiar. ¿Y qué de los Lizcanos y Penagos? ¿Pesan los votos de opinión del señor Fajardo? Y del conservatismo ¿qué?
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