Durante mucho tiempo he insistido que para romper las grandes brechas sociales que afectan al país se deben plantear soluciones que surjan desde las regiones y no desde el centro de poder como ha venido ocurriendo.

Precisamente, esta y otras inquietudes me han motivado a hacer parte de la Alianza de las Regiones, una plataforma política que fundamos con un grupo de ex gobernantes, que hemos tenido experiencias exitosas en enfrentar los problemas propios de nuestras comunidades, escuchando sus necesidades para construir soluciones a partir del consenso.

Y precisamente, de estas experiencias una de las conclusiones a la que hemos llegado es la dificultad que existe en la lucha para mejorar las condiciones de vida de nuestras comunidades ante un Estado centralizado y burocratizado.  

Las cifras así lo indican. De cada $100 pesos de impuestos que recibe la nación, $5 se van a los departamentos; $12 a los municipios y $83, a la nación, cuyos gastos de funcionamiento ascienden a $120 billones. Y en los últimos 8 años la burocracia ha aumentado a un promedio de $5 billones anuales. 

Entre tanto, los grandes capitales cuentan con exenciones que, en la reforma tributaria de 2018, ascienden a $8.7 billones anuales. Estos recursos de la burocratización deberían utilizarse no solo para el asistencialismo sino para la reactivación de la economía y la generación de empleo.  
    
En el caso de nuestros jóvenes que han tenido que salir a la calle a reclamar sus derechos, aún con la matrícula cero del Gobierno, cerca de 500.000 de ellos se quedarían cada año por fuera de la universidad por falta de cupos. 

Proponemos que, si se descentralizan los recursos, se podrían crear 32 Universidades Digitales Públicas, una por departamento, que ofrezcan mínimo un millón de cupos gratis. Así le garantizamos a nuestros jóvenes espacios para adquirir las herramientas que les permitan construir su proyecto de vida.

Estoy convencida de que vivimos tiempos en los que como líderes debemos superar las diferencias, de no dejarnos contaminar por los extremos, por las ideologías o los odios; que debemos conectarnos con la gente, para que en consenso y en un trabajo en conjunto, encontremos los caminos para salir adelante frente a los grandes problemas que nos aquejan, para generar empleo, reactivar la economía, buscar la paz, la equidad y la justicia social. 

Y creo que esto es posible porque somos resilientes. Juntos podemos generar acciones que transformen las condiciones de vida de todos los colombianos. Por eso, desde la Alianza de las Regiones seguiremos entregando propuestas construidas con aquellos olvidados del país: los ciudadanos de a pie, quienes son el corazón y la razón de ser de un país.