Ya está en mis manos la nueva agenda, el anotador diario o el almanaque guía que se abren como escenario nuevo al caer el telón del año anterior y dejan ver senderos inmensos con caminos que invitan a transitar con

valor y ojos bañados por la novedad.

Es un nuevo año que se abre como nueva oportunidad para continuar lo comenzado, iniciar lo deseado, disfrutar lo regalado, corregir lo erróneo, mejorar lo vivido a medias, dar horizontes mejores a la existencia. Bienvenido nuevo año para muchos cargado de problemas y ofensas que invitan a continuar los paros, las protestas, los reclamos, los sinsabores, la brecha abierta entre los que mucho tienen y los que nada poseen, en un planeta que se deshace en un cambio climático que parece anunciar solo destrucción y un fin trágico y doloroso para la raza humana.

Bienvenido nuevo año que sin negar parte de la mirada oscura anterior sin embargo es reto para abrir caminos, invitación para asumir responsabilidades personales y colectivas, aportar ideas, trabajo y creatividad que abra caminos hacia un horizonte nuevo; las crisis no son fosas de muerte sino indicaciones que anotan que algo o mucho hay que mejorar, que cada uno está llamado a dar lo mejor de sí y al derrocamiento de odios, miedos y corrupción que desvían la claridad de un mejor futuro.

Es el futuro que llega, me ofrece su camino novedoso que no por eso es fácil pero requiere decisión, optimismo y ánimo constructivo.

La Biblia ofrece este primer día del año una palabra sabia: habla de bendición (bien decir) para cada uno: "que el Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; Él se fije en ti y te conceda la paz" (Números 2,27).

Un año nuevo para forjar hombres y mujeres en novedad: feliz y bendecido año nuevo.