Estamos en el siglo XXI, en el tercer milenio de la cronología establecida y aceptada haciendo realidad lo que alguien anotó: "Dios creó el mundo y el hombre se inventó el tiempo para medir su desarrollo".
Estamos rodeados de maravillas que nos llenan de asombro ante la capacidad inmensa de la mente humana y su voluntad de ejecución para avanzar con inventos que enaltecen la raza humana y aunque hoy se quiera negar hacen del ser humano "rey de la creación", así algunas de sus invenciones frenen o hagan retroceder metas alcanzadas.
El 21 de noviembre del año 1783, hace hoy 235 años se logró hacer realidad lo que se había buscado durante siglos, diecinueve en total: hacer que el ser humano se elevase de la tierra, lograra dar el paso de lo horizontal a lo vertical, imitara al ave que rompe el aire y se eleva a las alturas.
Ese día en París, señala la historia, a las dos de la tarde dos hombres llamados el Marqués de Arlandes y Pilatre de Ropier, comandante de infantería uno y naturista el otro, se elevaron en un globo inmenso construido por ellos hasta alcanzar 900 metros de altura; el jolgorio fue general y el gozo inmenso ante la proeza alcanzada; había temor al pensar que el globo siguiera hacia lo alto y no volviera a tierra dada la ausencia de experiencias en este aspecto pero después de 25 minutos de permanecer en la altura el globo descendió y volvió a un sitio cercano de su elevación.
Fue el primer paso conocido hacia lo que hoy 235 años después es la aviación y el uso de naves espaciales que ya recorren los aires y rompen el espacio a velocidades inmensas y en alturas y recorridos hacia otros planetas; el despegue de tierra demoró 19 siglos desde el año primero después de Cristo según el calendario generalizado para el mundo sobre todo occidental.
Es bueno recordar estos hechos porque duele ver la manera insana como la raza humana degrada su historia, abaja al ser humano hasta ponerlo al nivel de su mascota olvidando su alta dotación genética, mental, creativa, expresiva y espiritual; el hombre ha logrado en la historia invenciones de alta evolución hacia el progreso, el bienestar, el avance.
El papa Francisco nos invita muy frecuentemente a "mirar a lo alto", a empaparnos del misterio del universo, la vida, la existencia; es necesario y siempre urgente tener la mirada horizontal hacia lo que somos y tenemos, hacia la tierra y sus dones, su belleza y horizontes, pero es verdad que también nos hace falta la mirada vertical, hacia lo alto, lo infinito que amplía la mente y los ideales, nos lanza hacia un futuro de inmensas sorpresas gratas, bellas y poderosas.
Recuerdo la salida Scout en el campamento creativo tirado boca arriba y la voz del guía: miren el firmamento, cuiden la mente, admiren la belleza universal y alaben a Dios. Buen programa.
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