Los periodistas, como testigos que son de la historia dejan constancia de ella en el momento en el que suceden. Eso los hace excelentes personajes para que la ficción dé cuenta de los tiempos. El último caso del doctor Russi y Será larga la noche las protagonizan periodistas, uno del siglo 19 y la otra del siglo XXI.

En ambos casos, los periodistas que protagonizan estas historias tienen buenas relaciones con la autoridad. En la obra de Javier Riveros el periodista se hace a una excelente fuente, el teniente Mendieta, quien está a cargo de los casos delincuenciales en la Santa Fe de los tiempos en que el país lo gobernaba José Hilario López (1849-1853).

La novela de Gamboa en cambio trata del país de hoy, el que se intenta construirse después del proceso de paz con las Farc, pero el trabajo periodístico lo ejerce una mujer, Julieta, de ciertas actitudes pequeño burguesas. Tiene una fuente clave, un fiscal que intenta hacer bien su trabajo y se apoya en la periodista para sus investigaciones.

Al final se trata de descubrir un misterio. Riveros nos propone una banda, La compañía de ladrones, que comete robos que dejan estupefacta a una capital de 30 mil habitantes. Son golpes no solo dados con inteligencia, sino también con audacia, y dejan por el camino cantidad de preguntas que el veterano periodista Matute intentará resolver, aunque al final surge la duda, cuando todo parece resuelto. Seguramente la preparación de una segunda parte.

La novela de Gamboa transcurre entre Bogotá, la zona de Tierradentro en Cauca, Cali y hasta una región amazónica de la Guyana Francesa. Julieta tiene una asistente, Johanna, desmovilizada de las Farc, eficiente y presta a ayudar a su nueva jefa a encontrar la verdad.

En ambos libros los periodistas actúan con demasiada ingenuidad para lograr los resultados que obtienen, pero bueno, es cosa de los autores ver cómo intentan vender credibilidad. En el caso de hace 170 años el periodista vive en una idea de la chiva, cuando esta aún no se inventaba en este lado del mundo y se trabaja bajo una presión y con métodos de la redacción que tampoco eran los usuales. Junta casos históricos que pudieron no darse en esa época para recrearlos, pero son las licencias que se permite la ficción, no es una novela histórica.

Julieta no hace las preguntas necesarias a los personajes clave cuando los tiene al frente, pero deduce las verdades que luego contará. Las novelas de Gamboa se pueden dividir: a un lado, un grupo de aburridos relatos personalísimos, y al otro más cercano a la novela negra, historias que avanzan en sus propias circunstancias. Creo, para mi gusto, que deja en el aire el relato como empieza a contarlo y deja tirado al narrador, pero no la historia y esta concluye en un final sorpresivo. Esta obra forma parte del segundo grupo de sus novelas y pasan por ella el poder de las iglesias cristianas, la fiebre del oro en explotaciones ilegales, los enlaces con paramilitares y extintas Farc y surgen las dudas de un país que no termina de creerse la posibilidad de vivir sin Farc.

Escoja por cuál novela empezar, por una historia de periodistas y ladrones del siglo XIX, o de periodistas y asesinos del siglo XXI y luego #HablemosDeLibros.

El último caso del doctor Russi en frases

* En este oficio solo hay una cosa más dura que no tener qué contar: conocer detalles únicos de una historia y no poder usarlos.

* Si algo puede ser peor que perder el pelo es perder la dignidad.

* Pese al llanto, los mocos y la mordaza que le desfiguraba el rostro, me pareció que no había una mujer más bella en todo el mundo.

Será larga noche en frases

* Escribir, igual que leer, es un comportamiento socialmente agresivo.

* En el ejército, en lugar de aprender a honrar a la patria y a Dios, lo cambiaron.

* Con un gobierno de derecha empeñado en devolvernos a los años noventa, esto se va a volver a encender rapidito.

* Nadie puede mirar un río sin preguntarse por el sentido de las cosas.