Tengo que decir que Francisco Gutiérrez Sanín es de mis columnistas preferidos. Tiene una capacidad de analizar las cosas que permiten entender sin apasionamientos las realidades, una tarea que la mayoría de columnistas desperdician. No son ese faro que debe guiar y mostrar las cosas sin apasionamientos. En este caso se le mide a hacer lo que llama "análisis de salvamento", que es más o menos una mirada en busca de "entender, alentar y convencer" sobre lo que se pueda aún salvar del Acuerdo de Paz.
Y como en sus columnas en su más reciente libro mantiene ese tono, en el que plantea una mirada preocupante de la situación que vive el país después de cuatro años de firmado el Acuerdo de Paz con las Farc, pero también con la agudeza para reconocer los errores de sectores propaz.
Esa es su mayor virtud, no se queda con una mirada de la situación, sino que tiene también la capacidad de reconocerles a personas con las que no congenia en nada -el uribismo, por ejemplo- sus virtudes, sin que esto implique no advertir también de sus complejidades que enredan al país.
También tengo que decir que, por deformación profesional, desconfío de todo título que se plantee desde una pregunta, pues los lectores esperan encontrar respuestas o al menos que le permitan hacerse sus propias preguntas, pero no plantear de entrada una duda, y menos en este texto que da muchas luces sobre lo que está sucediendo.
Para partir a su análisis, Gutiérrez Sanín nos habla de dos grandes ciclos de violencia política en Colombia: el primero que ubica más o menos entre 1940 y 1960 y el segundo, desde 1960 a la segunda década del siglo XXI. Ahora su pregunta se dirige a ver si lo que está sucediendo en este momento con las violencias en diferentes partes del territorio son la puerta a un tercer ciclo o puede ser contrarrestado a tiempo. Tarea nada fácil.
Para ir sobre los puntos, el autor nos muestra la dificultad que tienen las guerrillas para volver a ser lo que fueron en el pasado, no solo por asuntos ideológicos, sino porque la tecnología ha demostrado que se torna también más difícil ocultares o facilita el rastreo o el equipamiento de armas para las fuerzas del Estado.
No obstante, que esta sea una realidad hoy, tampoco es difícil pensar en que puede llegar una adaptación de estos grupos, combinados con las bandas criminales al servicio del narcotráfico, como ya se ven en algunas zonas, y que puedan incluso dar un paso a la urbanización de un nuevo conflicto.
La violencia ha encontrado maneras muy dicientes de reacomodarse a las circunstancias y si no cambia el entorno político y de posesión de la tierra, compromisos asumidos en el Acuerdo de Paz, va a ser muy difícil que cambien las circunstancias que motivan que aún en el siglo XXI haya personas dispuestas a irse a las armas.
También hace un sesudo análisis de qué tanto se ha cumplido con el Acuerdo o con la promesa del uribismo de hacerlo trizas con la llegada de Duque. Y demuestra de manera muy objetiva que hay más de lo segundo, así el discurso de Duque sea atenuado, que de lo primero. Dice que siendo muy optimistas, apenas hablamos de un 10 por ciento de cumplimiento.
También analiza los errores del santismo y de laspropias Farc, o de los grupos políticos de izquierda que no han sabido leer las circunstancias. En fin, un trabajo muy bien realizado que ayuda a entender el país y el riesgo que corremos de eternizar la guerra, pues la oportunidad de paz -que demostró que por un tiempo logró mejorar los indicadores de seguridad- se puede ir al caño si nos seguimos descuidando.
También tengo que reconocer que me encanta ver cómo cada vez más los académicos echan mano de las fuentes periodísticas para sus análisis, sin temor alguno. Reconociendo que el periodismo también tiene mucho para aportar a la comprensión del país.
Un texto muy recomendable para que #HablemosDeLibros.
En frases
* La creación del Centro Democrático ha significado una suerte de sinceramiento del sistema político colombiano.
* Colombia podría estar, en efecto preparada demográfica, económica, social, política y culturalmente para la paz.
* Estamos en un periodo muy abierto, en el que la naturaleza de la guerra está cambiando de manera acelerada, junto con la forma de dirigirla.
* La tierra y el territorio no solo son mercancías o activos productivos, sino sitios donde la gente vive y transite.
* El campo colombiano sigue estando lleno de conflictos envenenados sin resolver.
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