Fernando-Alonso Ramírez
@fernalonso
El escritor español Santiago Posteguillo se ha convertido en un referente sobre la historia de Roma. Pocos como él han ahondado en momentos específicos y ya sus obras se pueden comparar a las de la romanista Colleen McCullough, que sigue siendo mi favorita sobre la forma de narrar aspectos clave de lo que sucedió en el imperio de hace dos mil años.
Ya he advertido en otras oportunidades sobre la cantidad de detractores que tiene la novela histórica y experimentos como los que propone Y Julia retó a los dioses no hacen fácil su defensa, pues este es tal vez el trabajo con más ficción entre los muchos libros históricos que ha escrito Posteguillo.
En esta oportunidad se aventura en idear una disputa entre los dioses romanos -al estilo de la Odisea con los griegos- que se la juegan a favor y en contra de la siria más romana de la historia, la mujer que supo manejar los hilos del poder del mayor imperio de la época: Julia Domna. Esta es la segunda parte de la obra sobre una mujer que tuvo importante influencia en la historia del pueblo romano, la creadora de la dinastía de los severos.
En Yo, Julia, el primer libro de esta serie de dos, el autor nos había mostrado el ascenso a emperatriz de esta mujer, su inteligencia, su obstinación y su sagacidad, así como su capacidad para anticiparse a las cosas, una verdadera líder en cuestiones políticas, lo que complementaba muy bien con su esposo, Septimio Severo, un guerrero que sabía dirigir ejércitos. Ella lo llevó a vestir la túnica púrpura como Augusto de Roma para convertirlo en el primero en años en devolverle orden a un territorio que había entrado en inestabilidad tras la muerte de Cómodo, a la que siguieron las de otros emperadores.
En esta segunda parte, de nuevo aparece Galeno, el médico de los césares, para impulsar la historia y mostrarnos otra perspectiva de Julia, a través de un supuesto diario que dejó escrito. En estas páginas el médico tiene más protagonismo que en el primer libro. Trae la ficción novelada del autor un pasaje muy interesante sobre cómo el estudioso de Pérgamo logró que la peste que atacó al ejército de Severo cuando atravesaba el Nilo apenas si diezmara sus tropas. Con aislamiento y no juntar los utensilios de los enfermos con los aliviados, propone entre otras medidas, lo que resulta muy interesante en la forma como se combate hoy la covid-19.
También plantea la inquietud de cómo Galeno que debió soportar varias pestes durante su servicio a varios emperadores de Roma nunca resultó afectado por ella, como si tuviera cierta inmunidad en su organismo, atribuido entonces a su labor de ordeñador cuando pequeño en su tierra natal, por ser hijo de un pastor.
"Cuando el enemigo es tu propio hijo... ¿existe la victoria?" Esta pregunta subtitula el título y nos muestra cómo Caracalla y Getta, los hijos de Julia llevan su rivalidad por el trono hasta la muerte, cómo intentaron dividirse el imperio, sin que su madre los dejara, y cómo la locura del primero terminó por imponerse hasta llevar casi hasta la muerte a su propia madre. A ella finalmente la derrota un tumor, en el que tuvo que ver la animadversión que le tomó Vesta, la Diosa del Fuego, la que armó todo contra ella, porque no soportaba que se adorara también a dioses no romanos como El-Gabal.
El incesto, la traición, el fratricidio, la violación. Todos estos calificativos le caben al heredero de Septimio en el trono y también ese carácter que le valió la confianza de los legionarios y soldados fue luego su ruina, porque como a hierro mató también a hierro murió, traicionado.
Posteguillo nos mantiene atentos hasta el final. No me gusta su manía de repetir las cosas, como si escribiera para lectores desatentos. Creo que esto alarga los textos y los torna repetitivos sin necesidad. A pesar de ello, el atrevimiento del autor para enfrentar a los dioses en torno a Julia, para llevarla a ella hasta la laguna Estigia y encarar al propio Caronte, el barquero de almas, logra el resultado.
Vale la pena que lean estas obras que nos muestran no solo parte de la historia de Roma, también de su mitología, sino que rinden homenaje a una mujer que los mismos romanos de su época trataron de esconder, por considerarla extranjera, por no ser un hombre y por inteligente, seguro. Conocerla es también rendir homenaje a las mujeres que mucho antes de las luchas feministas demostraban que las convenciones que les imponían no eran lo suyo, que estaban hechas para gobernar tanto o más, como en este caso, que los hombres. Fue tal su influencia que alcanza a tener un puesto entre los dioses, por Júpiter. Léanlos y #HablemosDeLibros y de la historia de Roma.
En frases
* Es realmente nuestro lugar de nacimiento el que determina nuestra valía?
* Los horrores que uno encuentra en la vida nunca son previstos ni buscados.
* Los hombres en su infinita ingenuidad creen que pueden ocultar sus pasiones a una mujer.
* Lo único útil en cualquier tragedia es mirar hacia el futuro.
* Hay momentos en que la gratitud o la ingratitud son secundarios.
* Hay rencores que se arrastran incluso más allá de la muerte.
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