La balada de los bandoleros baladíes abrió la llamada Pentalogía de Colombia, de Daniel Ferreira. Con esta se dio a conocer al ganar el Premio Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo, en el 2010. Después vinieron las obras que completaron ese corpus: Viaje al interior de una gota de sangre (2011), Rebelión de los oficios inútiles (2014) y El año del sol negro (2018). Esperamos la próxima que completará esa pentalogía.
Por eso, vale la pena ahora que se reeditó esta primera obra, que tenga usted, amigo lector, la oportunidad de meterle diente y empiece a explorar a este joven y audaz autor colombiano. Ferreira muestra en este trabajo se muestra capacidad narrativa y de correr riesgos. A partir de relatos independientes, que al principio parecen leerse como cuentos sueltos y entrelazados, van descubriendo la complejidad de los personajes hasta unirlos de tal manera que la novela se descubre ante nuestros ojos.
Es una obra dura, violenta, no solo en lo descriptivo de hechos de sangre, sino en lo psicológico, la vida recia que les corresponde a muchos colombianos en diferentes lugares de nuestra geografía, esos marginados para los que parece no haber opciones ni salvación. De hecho, la pentalogía busca ahondar en esas violencias, tan desgraciadamente colombianas.
La historia de una madre que se envejece mientras ve cómo ese hijo-monstruo se quedará solo y seguramente morirá de hambre porque nadie más se va a atrever a cuidarlo. Esa madre que vio cambiar el mundo, mientras su pequeño negocio de telas se estancó en el tiempo y en la moda.
Igual los sujetos que conocen el mundo a través de diferentes violencias, las vividas en casa, las de sus parientes, las de sus conocidos, las de sus amigos, las de los otros, las del Estado que los lleva a ser igualmente violentos contra los demás.
Personajes que solo creen en el poder del dinero y que recorren la vida en busca de este para salvar su pobreza, pero que quedan atrapados en las espirales que les presentan sus historias, condenados a repetirlas una y otra vez.
También el azar y el riesgo que se corre con este, el jugársela toda por las cartas y perderlo todo en su fe. Es una obra que trabaja con tiempos distintos en algunos capítulos y voces narrativas diferentes. Requiere de la concentración del lector para no perderse, pero engolosina en la prosa, por momentos poética, y en los diálogos rápidos.
Igual los capítulos son cortos y ayudan a avanzar.
Así como poco a poco se descubren los personajes, igual se va anudando la trama, las historias no combinadas inicialmente, que al final llegan a la misma tragedia que todos cargan. En la forma de expresarse esos personajes también se entiende de dónde vienen, cuál es su mundo.
Al final el autor nos sorprende con un índice de canciones citadas a lo largo de esta dolorosa balada de los bandoleros baladíes. Anímese y lea a nuevos autores colombianos para que #HablemosDeLibros.
En frases
* Nadie más que su madre podría tener la conciencia feliz del esclavo.
* Lloró todo un mes con ese llanto inexplicable que ataca a las mujeres por el mes de agosto.
* Las ciudades, para dormir tranquilas, necesitan saber que hay un barrio bajo donde la vida no vale nada.
* Un día comprendí que todos los soles de mi vida pintaban el cielo con algodones de sangre.
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