Neblina y fuego se puede leer como un testimonio de su autora. Se trata de una compilación de poemas que conocen la luz después de años de trabajo juicioso y artesanal con la palabra. Versos que dan testimonio de la creación, pero también del recorrido vital de quien los escribe: "Crecí entre fina arboleda,/ frutales, cafetos y alhelíes,/ fueron mi infancia".
Durante años, Astrid Arboleda Fernández estuvo signada a los meandros del derecho, en donde llegó a ser magistrada del Tribunal de lo Contencioso Administrativo de Caldas, pero luego se ha dedicado con devoción a deleitar su espíritu con el arte y la poesía. Este libro nos trae una muestra de esas dos facetas.
En 10 capítulos que intentan poner orden a las motivaciones de los versos, la autora divide el libro.
No obstante, toda selección es un capricho, porque yo seguramente habría dejado unos aquí y otros allá, pero la poeta es la que sabe la razón de ser de esos versos, eso que el lector no siempre puede ver, así intente, lo que dio origen al milagro de la creación. Por eso la declaración de principios que trae el poema Canto a la palabra: "Estrujaré/ cada palabra,/ visitaré su fondo,/ probaré su fuerza".
Esta payanesa que ha hecho su obra en Caldas nos da una muestra de su otra manera de expresarse, la pintura. Nos deleita con cuatro cuadros de su autoría y uno más. Imágenes que nos acercan a su manera de ver el mundo, el que alimenta las palabras que se vuelven poesía. El poemario empieza, a manera de introducción, con una oración a los dioses del lenguaje, en busca del don, el que hoy se convierte en libro: "...lo que, ingenua, llamo/ ¡un poema!"
Como en toda obra que se ha construido en diferentes momentos del recorrido vital de un autor, se podrá decir que no todos los poemas son del mismo nivel, que puede haber unos mejores que otros, pero eso siempre le corresponderá decirlo al lector. Versos eróticos, de contemplación, de confesión o de exaltación de la naturaleza aparecen en estas páginas, unos primeros casi como haikús, por su brevedad, y unos cuantos que pasan de la página. Porque cada poema tiene también su extensión apropiada. El libro se distribuye en Leo Libros.
Se trata de una poeta que ha superado la timidez y se atreve a abandonar su obra, porque a eso se somete el autor cuando publica, a que eso que parecía suyo, se vuelva de cada quien que lo lee y por eso sus versos ya son de los lectores que les dan nueva vida al leerlos. Aquí un par de ellos:
Amor en red
No quiero besos con los dedos
ni más caricias a distancia.
No quiero solo leer palabras en pantalla
ni verte simplemente en imágenes virtuales.
No, no y no. No quiero tan solo eso.
Quiero besos de verdad.
Sentir tus dedos.
Sí, caricias de tu piel cerca a la mía.
El susurro de tu voz
junto al pabellón de mis oídos.
Quiero sentir que estamos vivos y presentes.
Quiero el temblor de nuestros cuerpos.
No quiero más tecnología.
Quiero piel a piel.
Sí, quiero vida.
Silencio
No es olvido.
Es grito encapsulado.
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