Asistimos a un espectáculo degradado de lucha libre. La que realizan con perfección los que pertenecen a las castas políticas que por desgracia gobiernan. Es un espectáculo de lucha libre, porque no hay nada más fingido, falso, aparentemente luchado, que un combate espectáculo simulado. Golpes durísimos fingidos, caídas violentas simuladas, malabarismos que aparentan contienda, cuando en realidad no pasa de ser una comedia bufa.
Tenemos representantes eximios de esa comedia, que en el manejo de los destinos de un país, producen daños irreversibles, lesionando el andamiaje de lo que con ingenuidad seguimos llamando democracia. Democracia de mentiras, para mal gobernar de verdad. Luchadores que inspiran miedo y temor en las mayorías que todavía les creen, sabiendo que esos individuos no sufren el menor rasguño, pero hacen emocionar a los desprevenidos, los ignorantes, los pusilánimes.
No podemos dejar de lado a los “seguidores fieles”, que se benefician de esa trampa espectáculo, en que han convertido la política, la mayoría de los que la tienen como “profesión”. Entre toda la horda de seguidores, son los peores. Están dispuestos a hacer lo que les ordenen con tal de ver la recompensa que reciben por su servilismo enfermizo.
Creemos que esto tiene que tocar fondo, para comenzar a salir del pozo séptico en el que han revolcado todas las instituciones, violado todos los preceptos de honor y dignidad que deberían tener. Pero esas son cualidades de las que carecen, porque ellos están al servicio de los capos de la politiquería, que hacen de nuestro país una vergüenza internacional, referenciada como el país más corrupto del mundo. Eso sin contar con que es el más sumiso y doblegado ante los “poderosos” que nos gobiernan.
Hablan con propiedad aparente, sientan falsa cátedra con sus discursos hipócritas y mentirosos, con los que engañan incautos y mantiene unas poblaciones votantes, que por míseras dádivas, les empeñan sus votos y su respaldo.
Con excepciones contadísimas, ejercen esa actividad para enriquecerse ilícitamente, sin que se vean controles verdaderos que investiguen y castiguen con todo el rigor de nuestras muy extensas leyes, los desmanes cometidos por esos “luchadores” sin ética, sin principios, sin honor, sin conciencia.
Hablan de los desastres de la izquierda, cuando este país siempre ha sido manejado por la “derecha”, que suele ser extrema y siniestra. Colombia con la excepción de un “guerrillero”, Simón Bolívar prócer de la independencia, y la de un dictador impuesto por las castas políticas, Gustavo Rojas Pinilla, que se les salió de control, para comportarse con la misma indignidad de los políticos tradicionales, solo ha tenido gobernantes de “derecha”. Una derecha en general indigna, extrema, poco honesta. Hoy tan desprestigiada que cambio de nombres y ahora se autodenominan: CD, U, Cambio Radical, Partido Verde, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Opción Ciudadana, Mira, Aico, Alianza Social Independiente, Partido Renaciente, Unión Patriótica, Polo Democrático. A esos, agreguemos el Liberal y Conservador en vías de extinción.
Todo eso, para seguir siendo un feudo de minorías todopoderosas y mayorías marginalizadas y pobres. No podemos continuar con esta comedia política, con políticos sin honor, intercambiándose favores, manteniendo la desigualdad y la ignorancia sobre las cuales levantan su andamiaje. Tenemos que acabar con la simulada “lucha libre”, ponerle fondo al túnel en que vivimos, para pensar en la utopía de un país mejor para todos. Tenemos que barajar de nuevo, impidiendo que vuelvan los mismos o sus esbirros mandaderos. Los expresidentes no podrán ejercer activamente política.
Las próximas elecciones, cuando llegue el #DíaSinIván, tienen que ser vigiladas en extremo, para que no pase lo de siempre en los puestos de votación y en la Registraduría. Para comenzar tenemos que poder controlar los “Ñeñes” y las Ñañas de los políticos actuales.
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