Dijo un pensador: “La infancia termina cuando llega el uso de razón y el niño percibe que sus padres no son inmortales”.
Y la verdad es que un pequeño vive un cierto tiempo en una etapa mágica en la que piensa que todo es posible. Poco a poco cae en la cuenta de que no todo funciona como lo cree y se pierde ese estado de inocencia.
Sin embargo, hay seres que ya adultos, siguen esperando resultados mágicos y eso les causa hondas decepciones.
Incluso la fe ayuda a eso cuando se cree que tocando una imagen se da un prodigio o rezando una oración supuestamente milagrosa.
Pero la realidad es bien distinta y enseña que un gran logro pide, además de fe, mucha pasión, disciplina, dedicación y persistencia.
Eso es lo que se ve en la vida de los triunfadores que no logran algo valioso sino con mucho esfuerzo.
Por reo dijo un Maestro oriental: “Para lograr lo imposible el secreto es creer que eso es posible y buscarlo con entrega total”.
@gonzalogallog
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