La meta de la vida es el progreso espiritual, es refinar día a día el espíritu y lograr conciencia y la paz interior.
La meta para todos es llegar al dominio de sí mismo y fluir en el amor en sintonía con Dios. Relajarte y meditar te ayuda.
Es un trabajo de alfarería en el que necesitas modelarte a ti mismo y dejar de lado todo lo que te amarra.
La serenidad y la felicidad que ansías nacen del amor generoso, el desapego, el perdón y la aceptación.
Pero no es fácil cuidar el alma si te dejas atrapar por lo material y por los afanes del ego orgulloso.
Aprende, entonces, a amar el silencio, servir sin interés, soltar apegos y caminar con Dios en la humildad.
No te apartes de lo esencial y llena cada espacio de amor siendo tolerante, amable, sincero y compasivo.
La misión de la vida se halla en el reino del Ser, no en las pasarelas del tener, el poder y la posesividad.
@gonzalogallog
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