Hace años en el Océano Pacífico un barco se hundió al chocar contra un arrecife y dos marineros se salvaron.
No se entendían bien, pero se unieron para rescatar objetos útiles, algunos enlatados y herramientas para sobrevivir.
Concluida esa faena se instalaron en sitios distantes y cada uno construyó una casita para morar.
Con el paso del tiempo les pesó tanto la soledad que acabaron viviendo juntos y terminaron siendo amigos.
Cuando veían barcos en lontananza hacían señales, pero no eran vistos y su frustración era muy honda.
Uno de ellos enfermó y el otro lo cuidó como pudo hasta que se fue agravando y una mañana lo halló muerto.
Meses después llegó un barco y hallaron los restos de ambos ya muertos y un diario del segundo en fallecer. Leyeron esto: “Nacer, vivir y morir. Esta dura realidad me llevó a valorar más la vida y alcanzar la paz que nunca disfruté antes”.
@gonzalogallog
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