Como una primera recomendación que hizo recientemente el grupo de Ciencias Sociales para el Desarrollo Humano y la Equidad de la Misión de Sabios, se dijo que era indispensable garantizar la educación en primera infancia y en secundaria, y pensar seriamente en revivir las escuelas normales superiores que tuvieron su auge en la década de los 40. Se sostiene, además, en este primer borrador, la necesidad de que en los municipios se diseñen estrategias que consideren el uso de los recursos y las vocaciones de las regiones. Esto, claro, en coordinación con las universidades públicas; y yo le agregaría que con las privadas también, en el sentido en que éstas igualmente cumplen una función pública: la educación. Y a fe que las que somos no-oficiales (como prefiero llamar a las privadas) adelantamos importantes procesos educativos en el territorio caldense. Para la muestra, los programas la Universidad en el Campo y el de la UAM, Paz y Competitividad. De igual manera, debo mencionar que también comparto la alta relevancia de pensar en la primera infancia, para ello contamos con el Centro de estudios avanzados en niñez y juventud, Cinde, y con los profesores de una maestría y un doctorado en niñez y juventud. Debo decir que las investigaciones que se adelantan en este sentido contribuyen con la materialización de políticas públicas en estos asuntos.
Llevando la vocería de los rectores de Suma, junto con los profesores de Suma-Investigaciones y Suma-Proyección Social, para no mencionar sino dos ejemplos, y en consonancia con la visión del grupo mencionado de la Misión de Sabios, me parece que compartimos la idea de que el saber científico y cultural le permitirá al país caminar por la vía de la equidad, la justicia y la solidaridad. El crecimiento social y económico debe tener como sustento que los ciudadanos todos, sin excepción, deben poder acceder a la educación, entendida, además ésta, como un derecho fundamental. Yo sí creo que los avances educativos en los últimos años han logrado una mayor inclusión, a pesar de que hay tendencias significativas que continúan privilegiando altos costos en la educación, sobre todo, en la superior. Me parece que el Estado debe procurar y esforzarse todavía más en la inversión en la educación, en la infraestructura en escuelas y colegios, en mejorar cada vez más los niveles de formación de sus profesores que trabajan muy especialmente en la básica primaria y la secundaria. Y también creo que es vital que todos comprendamos las dinámicas culturales diversas de los niños y los adolescentes, de sus motivaciones, sus sueños, sus esperanzas. Debemos reconocer que la educación es una construcción permanente.
En las universidades de Manizales no faltan las discusiones alrededor de la importancia de educar para el trabajo, pero, muy especialmente, de formar ciudadanos y científicos que permitan un desarrollo acorde con las condiciones en las que se mueve el mundo de hoy. En este ámbito académico se deben fortalecer las capacidades y competencias para el aprendizaje para toda la vida, en clave de una transformación constante de los territorios, la nación y el país en general. Para eso, creo, que competencias como las expresivas (hablar, leer y escribir), más el desarrollo de la capacidad para el pensamiento lógico-matemático son esenciales.
Creo que este primer borrador del grupo de Ciencias sociales para el desarrollo humano y la equidad nos ratifica que nuestra visión en las universidades de Manizales va por un buen camino. Confiemos en poder conocer, en pocos días, el documento más completo.
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