Hemos oído al presidente Duque exhortar a Nicolás Maduro y a su corte militar para que se sitúen en el lado correcto de la historia, la altisonante frase ha sido pronunciada con la arrogancia de quien se abroga el derecho de mostrarse como ejemplo de quienes aseguran sin pudor que “(…) estamos en el lado correcto…”. 
Y sí, el lado correcto es presentar un Plan de Desarrollo que contempla la deforestación de más de ochocientas mil hectáreas de selva y bosques tropicales, haciendo oídos sordos al clamor de una ciudadanía civilizada que mediante un documento con más de noventa mil firmas solicitaban un cambio en esta política “ambiental”, que habrán de sumarse indefectiblemente a la imparable del narcotráfico, con glifosato y todo, que de hecho niega, o pareciera negar el calentamiento global y todas las secuelas de destrucción implícitas en este maltrato a la naturaleza; o la obsesión por destruir los acuerdos de paz a como dé lugar, no bastó con la votación negativa que sobre las objeciones a la JEP se obtuvo en el Congreso de la República, ni el clamor de los países garantes, ni las víctimas, ni el esfuerzo de civilidad que supone lo acordado, sino que se ha diseñado toda una estrategia de desprestigio, por si acaso, que incluye en ella a la Corte Suprema de Justicia pues ésta finalmente tiene la última palabra en la resolución del conflicto, como en efecto lo hizo al dirimirlo a favor de la paz el memorable 29 de mayo del año en curso.
Y sí, el lado correcto es desinstitucionalizar al país como lo demuestran estos ataques, o hacerle el “fo” a la Comisión de la Verdad, o buscar acuerdos nacionales sobre la corrupción que luego se engavetan con cualquier disculpa, u otros que no contemplan a la oposición, porque la subestiman o porque consideran que tampoco ella está en el lado correcto…
Y sí el lado correcto es el resurgimiento de los falsos positivos “incentivados” en la administración Uribe Vélez, como lo teme el New York Times, negado a los cuatro vientos por el Gobierno Nacional mientras “escondía” la directriz del comandante del Ejército, Nicacio Martínez, hoy ascendido a general de la república y, su ministro de Defensa trataba de ocultar el primero de ellos, al menos del que tenemos noticia por la prensa, el asesinato de un exmiembro de las Farc, Dimar Torres, y toda la triquiñuela para desaparecer el cadáver o hacerlo parecer como un miembro del Eln caído en combate, y se “condena” al brigadier general Diego Villegas, que pidió disculpas a Colombia por esta ejecución extrajudicial y, el aparato de inteligencia militar se concentra en descubrir a los culpables de haber alertado al periódico neoyorquino de la barbarie que está a punto de reaparecer en el país. 
Y sí el lado correcto está en desconocer y ocultar la verdad, es decir en estigmatizar a los militares que la han confesado ante la Jurisdicción Especial de Paz, a quienes se señala de “traición a la patria”, como en Venezuela. O escuchar las disertaciones de estadista de algunos alfiles del partido de gobierno, que expresan de manera didáctica, concisa y clara la doctrina de quienes aseguran sin vacilaciones, que ellos no solo están, sino que son el lado correcto…
Por todo esto y por mucho más prefiero equivocarme una y mil veces, antes de cohonestar con esta serie de ataques a la legalidad, la democracia, la civilidad, y la paz.  
En uno de los hashtag de la mañana, la W radio preguntaba al aire: ¿usted a qué le teme?, Rafael Manzano contestó: “Le tengo miedo a los que están absolutamente convencidos de estar en el lado bueno de la historia y no dudan jamás”.
PD: Seguramente para los venezolanos, el chavismo, con Nicolás Maduro a la cabeza y su retorcida interpretación del socialismo, pasará a la historia como uno de los momentos más amargos de su vida reciente, en cambio para nosotros la pesadilla habrá de perdurar si es verdad que el expresidente Álvaro Uribe Vélez es y será el presidente eterno, como lo augura con devoción Iván Duque Márquez.