Ver que hoy la Industria Licorera de Caldas es una empresa productiva, rentable, con altos estándares de calidad y con una visión y norte claros, es la demostración de que lo público, bien manejado y con administradores capaces e idóneos, sí puede funcionar adecuadamente. Es la prueba de que estas empresas requieren dotarse de personal verdaderamente capacitado en cada uno de los campos, generando una sinergia orientada al crecimiento constante, y alejándose de favores políticos o exceso de burocracia o contrataciones paralelas.
Por eso recibimos con beneplácito la aprobación de los nuevos estatutos de la ILC en la Asamblea de Caldas, en los cuales queda formalizado el concepto de Gobierno Corporativo que, en la práctica, es la forma de trabajar en torno a criterios de transparencia y profesionalismo. Es la implementación estatutaria de una forma de administrar adoptada por las actuales directivas y cuyos resultados saltan a la vista. Es dotar a la Industria de un blindaje que la proteja de intereses oscuros, de improvisaciones futuras, de procederes inadecuados y de que caiga en manos inexpertas que tradicionalmente solo buscan aprovechar su cuarto de hora sin importar el futuro de la empresa.
Otorgarles responsabilidades expresas a los miembros de la junta directiva, y exigirles calidades y experiencias específicas para poder pertenecer a ella, garantiza que la empresa va a tener un órgano realmente capacitado para trazar políticas adecuadas y un escenario de control interno de altísimas características. De ahí la necesidad de que con los cambios de gobiernos se obligue a la permanencia de por lo menos dos de sus miembros durante dos años, con lo que se garantiza la continuidad en el tiempo de las políticas que se adopten, y la ilustración y defensa de ellas ante los diferentes actores. Esto adicionado a que los votos de los miembros de la junta deben ser sustentados cuando se refieran a decisiones estratégicas, quedando constancia en las actas respectivas.
Igualmente importante es que en los principales cargos de la Industria se exijan requisitos especiales de experiencia y capacitación, con lo que se entra a garantizar que se cumplan los perfiles profesionales de quienes tienen en sus manos las más altas responsabilidades empresariales. Este es un primer y definitivo paso para erradicar la politiquería, y para que cada uno de esos funcionarios exija a su vez cualificación y capacitación en sus dependientes, pues la empresa termina funcionando como un sistema donde nadie puede desencajarse.
Se plantea además la posibilidad de ampliar las líneas de producción para aprovechar la capacidad instalada de la ILC, expandiendo la visión empresarial a otras latitudes, sin descuidar su objeto principal que solo puede ser ejercido por el Estado. Y si a esto le adicionamos que el sesenta por ciento de los excedentes pasarán a las arcas del Departamento, para invertir el otro cuarenta por ciento en tecnología y renovación industrial, se le está garantizando la permanencia en el tiempo a la ILC, y un crecimiento constante de manera competitiva.
La administración de Guido Echeverri se ha caracterizado por el respeto de la autonomía administrativa de las entidades descentralizadas, y hoy muestra con orgullo cómo todas las del orden departamental arrojan excedentes y son sólidas en el mercado. Este precepto constitucional, obliga a que cada una de esas entidades funcione como un ente al que hay que cuidar y administrar con decoro, como única forma de mantenerlo vivo. Y hoy vemos los resultados.
Es pues muy grato ver que la Asamblea de Caldas, con mayorías absolutas, adoptó los nuevos estatutos de la ILC. Y es lógico que algunos sectores políticos se sientan heridos, pues el blindaje con el que se dota la empresa hoy, puede ser lesivo para quienes han tenido a la ILC como su fortín burocrático y contractual. ¡Felicitaciones a Luis Roberto Rivas por haber sacado adelante este empeño; al gobernador Guido Echeverri por defender la autonomía administrativa; y a la Asamblea de Caldas que supo mirar con ojos de empresario a nuestra industria insigne!
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