Lo que está pasando en nuestra ciudad es aberrante: tenemos un dictadorcito que parece estrenando el juguete que le regalaron en octubre pasado, y está de plácemes pasando por encima de todos los demás. Ese juguete es Manizales y corre el riesgo de ser estropeada por la imprudencia, la corrupción y la improvisación, ante los ojos cómplices de los órganos de control y de justicia. Veamos:
El 3 de enero de 2020, Carlos Mario expidió el decreto 016 cambiándole la denominación a un cargo de Líder de Programa, por el de Asesor, adscrito a la secretaría de servicios administrativos. Nada tendría de malo este acto si no fuera porque ese cambio llevaba implícito el beneficio con nombre propio para el funcionario Guillermo Hernández Gutiérrez, quien es ascendido del nivel profesional al de asesor, lo cual solo es permitido en la ley mediante concurso de méritos. ¿Qué significa esto?  Un incremento salarial de 3 millones de pesos mensuales, a través de un acto autoritario, ilegal, vergonzoso, descarado y tal vez delictuoso, pues podría constituirse en un prevaricato por acción (investigación que solicito a la Fiscalía General de la Nación avoque de oficio). Es bueno advertir que la administración pasada se negó a implementar esa figura de conformidad con el concepto 20196000159451 emanado de la DAFP, el cual dice que las únicas normas que permiten movimientos de personal como son traslados, reubicación, encargos o ascensos es el artículo 2.2.5.4.1 del decreto 1083 de 2015. Por lo tanto, la figura camuflada del cambio de denominación del cargo para incremento salarial no existe en el régimen de administración. Aún así, el dictadorcito la implementa mediante un decreto que, en la práctica, es el ascenso de un funcionario que no cumple con las condiciones, mediante la modificación del nombre de su cargo. ¡Es la trampa de los honestos, pulcros y decentes verdes!
El art. 94 del Código Nacional de Tránsito (vigente) dice: “Los conductores de bicicletas… estarán sujetos a las siguientes normas: … Deben transitar por la derecha de las vías a distancia no mayor de un (1) metro de la acera u orilla…”. Pues bien: a nuestro dictadorcito le dio por obligar a los ciclistas a violar la ley con la implementación de una “banda ciclopreferente temporal por la Avenida Santander” por el lado izquierdo de la vía, y para ello se ampara en comparaciones de Manizales con Montpellier, París, Leicester, Lima, Bogotá y Medellín. ¡Absurdo! Pero además justifica su adefesio en que los vehículos se parquean indebidamente en el lado derecho de la vía y que serían un estorbo para sus ciclistas. ¡Por Dios! Para eso está el alcalde: para controlar esos desmanes de quienes se parquean indebidamente, con o sin ciclistas en la vía. Argumenta además que en Bogotá y Medellín han implementado estas rutas por el lado izquierdo y él, como buen imitador, también lo puede hacer. Pues las condiciones viales son muy diferentes en esas ciudades y allí el establecimiento de una ruta para ciclistas no significa la reducción de la vía a un solo carril, ni el peligro constante de accidentes mortales.
Pero, no contento con ese golpe de poder y autoritarismo decidió, con los mismos fundamentos absurdos e ilegales de la banda ciclopreferente, imponer un máximo de velocidad de 30 KH por toda la Avenida Santander, condenándonos a una parálisis vehicular por la vía más transitada de la ciudad. Es decir, solo podrán transitar por allí las bicicletas, las busetas y su camión canasta donde hace el ridículo megáfono en mano, viola las normas de tránsito y desvía la utilización de los bienes públicos, en un claro peculado por uso indebido (por el que también solicito a la Fiscalía General de la Nación avocar la investigación de oficio). 
Y para rematar, su Plan de Desarrollo está lleno de cláusulas que fueron motivo de una airada intervención suya hace cuatro años como concejal, en la que queda plasmada su incoherencia y esa doble moral que fue el soporte de su campaña. ¡Pobre mi Manizales! Ver video: https://www.facebook.com/100003791212457/posts/1875196245950064/?d=n