La reclusión masiva obligatoria, salvo pocas excepciones, debe dar oportunidad a los mayores de edad a recordar los días de censo y electorales cuando se determinaba la prohibición de salir de las casas a todos los residentes y quienes no ejercían el derecho al voto. El día facilitaba la integración familiar, como se ha producido ahora. No había o apenas comenzaba la televisión y por supuesto, no existían los aparatos móviles, salvo los que tenían Dick Tracy y Sam Matraca, consecuentemente no había redes de comunicación, sólo unos cuantos miles de teléfonos y aparatos de radio.
Ello propiciaba más horas de encuentro con papá y mamá, los juegos familiares, las conversaciones y la realización de tareas hogareñas aplazadas, como ahora. Los niños entraban en la danza de la bacinilla, la panela desleída y un tremendo ayuno, con motivo de la desparasitación ineludible a la cual eran sometidos.
Han pasado unos pocos días con la restricción de la movilidad. A pesar de la buena o mala voluntad, ya se notan las dificultades. Vendrán más y más días de circulación limitada de las personas, salvo las excepciones, medida impuesta por el gobierno nacional.
A los habitantes se les ha garantizado los servicios esenciales, como: Sanitarios, alimentos, medicamentos y agua, pero ello dependerá de la evolución de la epidemia. El tiempo será juez. Los colombianos no tienen antecedentes de medida igual ni en los días más aciagos de la República.
Las personas se preguntan por la necesidad y efectividad de la norma impuesta por el gobierno con el fin de combatir la pandemia en Colombia. No es posible determinar ahora con certidumbre las respuestas a esas dos preguntas, los análisis deberán realizarse una vez haya terminado la actual presencia del virus en la sociedad colombiana. Porque es un virus que ha llegado y seguramente pasará para volver e infectar a los susceptibles, probablemente sin ciclo pandémico, y matar a aquellas personas que biológicamente sean más propensas a la agresión viral.
Los estudios posteriores deberán indicar si fue oportuno despertar el pánico, inducido o autónomo, entre la población y tendrán que analizar las consecuencias de todo orden, que comienzan a evidenciarse, derivadas de las determinaciones gubernamentales. Así mismo, será necesario demostrar que las acciones adoptadas ya sea por exceso o por defecto, por su propia voluntad o acogidas, fueron adecuadas.
La paciencia indispensable tendrá que emerger y mantenerse en los colombianos. La entereza no significa entrega absoluta a las decisiones del gobierno, simplemente es la aceptación de una conducta que beneficiará a todos de acuerdo a las evidencias conocidas.
En el ámbito mundial comienzan a aparecer resultados de investigaciones que definen la responsabilidad en el control tardío de la epidemia que ha dado lugar a la pandemia. Esas notas deberán ser confrontadas en un futuro con la evidencia científica proporcionada por los acontecimientos reales y las validaciones técnicas. La identificación de la culpa no solucionará el problema actual pero servirá para el futuro.
Hay que adoptar conductas para bien de la salud mental: a) convencerse de la realidad; b) Restringir a una vía de información; c) reducir el tiempo de recepción de noticias relacionadas; d) aceptar las medidas como bien personal y comunitario; e) asimilar que la contingencia será corta o larga, pero pasajera.
Las enseñanzas, positivas o negativas, desprendidas de esta pandemia serán importantes. La inmunidad adquirida y la vacuna se encargarán del futuro.
No puede pasar igual que con la epidemia de dengue en 1997, que aunque tienen muy diferentes connotaciones epidemiológicas las medidas preventivas se olvidaron. Ahora, 31000 enfermos y 57 muertos en este año son una dura realidad.
Nota1: Para comparar: Hoy se conmemora el Día Mundial contra la Tuberculosis, enfermedad milenaria. La Organización Mundial de la Salud, ha informado que desde el 2014 se ha planeado reducir para el 2030, el 80% de los enfermos y el 90% de las muertes. Entre el 2000 y el 2017, se murieron en el planeta 54 millones de pacientes por la infección tuberculosa.
Nota 2: Para dudar sobre el manejo al paciente que falleció en Cartagena, supuestamente a causa del virus actualmente pandémico.
Nota 3: Para meditar el hacinamiento carcelario y los reclusos muertos.
Nota 4: En La Ciudad Universitaria, se debe esperar que la comunidad reciba directrices de la academia.
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