Zapping 20/20
Instagram: @leo_pineda_
“Desear mucho algo no significa que se vaya a conseguir”
Bienvenidos a este año de cine y televisión, un 20/20 como la visión perfecta (de la cual carezco) y que promete mucho en cuanto a películas y series. Cada vez es más difícil hacer televisión. A pesar de que se cuentan con todos los recursos técnicos, en casi todos los lugares del mundo, a la hora de contar una historia ya no solo hace falta impactar con el guion, con la fotografía o con los actores, también es necesario que lo que el espectador ve se quede en el corazón por mucho tiempo, ya sea por lo impactante o por lo profundo.
Llega de Holanda a Netflix la impactante miniserie de ocho episodios llamada simplemente Ares, así como el mitológico dios de la guerra hijo de Zeus y de Hera, pero que acá es una sociedad secreta que reúne la crema y nata de la sociedad holandesa de generación en generación por los últimos 500 años. No cabe duda acerca del enorme presupuesto y la meticulosa producción de esta serie, visualmente es fabulosa y cada detalle en la fotografía ha sido cuidadosamente estudiado para tener un producto de gran calidad.
Las actuaciones son de lujo, cada personaje da exactamente lo que se espera que de acuerdo a su participación. La atmósfera es muy inquietante, complementada con una música inequívoca, la duración de cada episodio es innecesariamente reducida a media hora y me parece que el gore se ha excedido un poquito en la trama, pero es una obra que encanta e inquieta.
La iniciación de los jóvenes retoños de las más ricas familias holandesas, se ve marcada por la inclusión de una novicia que no es de abolengo ni apellido y que se pidió fuera reclutada sin que se sepa por qué, Exagerada y mítica en su concepción, con elementos que parecen ridículos, pero que tienen una exacta justificación, Ares es oscura y siniestra como los misterios que la envuelven y sin embargo a veces se podría tornar demasiado evidente en lo que cuenta.
Rosa, el personaje central, ambiciosa y sin escrúpulos a la hora de conseguir lo que quiere, se convierte en el eje y objetivo de todo lo que pasa en la casa Ares y es ella quien logra conectar los diversos puntos entre lo no tan moral y religioso que procura que todo tiene una justificación.
Mi recomendación, más que por la historia en sí, es por la forma como los productores nos presentan esta autentica joya visual, su simetría arquitectónica plasmada en la pantalla la hace deliciosa de ver casi como un homenaje a la perfecta simetría cinematográfica. Para disfrutar de esa belleza hay que untarse de tan pegajoso material negro en el que se representan el pecado y la expiación.
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