Todas las iniciativas que han pretendido regular el lobby, o cabildeo, en el Congreso de la República han naufragado, no les han dejado sacar la cabeza, pues las decapitan. Ni los congresistas ni los cabildantes desean que esa práctica sea reglamentada y controlada. Prefieren que las sombras sigan cubriendo el trámite de los proyectos de ley sobre los cuales tienen intereses y prefieren seguir actuando como hasta el presente, donde la transparencia no se ve.
En el trámite del Plan Nacional de Desarrollo fueron muchos los gremios, empresas y empresarios interesados en muchas de las normas. Por ejemplo, uno que llamó la atención fue el arancel a las confecciones importadas, se afirma que habría sido impulsado no solo por confeccionistas nacionales, sino también por los contrabandistas, pues les hacía más interesantes y jugosas sus operaciones ilícitas.
Pero todos los esfuerzos por controlar el cabildeo han naufragado en el Congreso, mientras normas hechas a la medida de ciertos intereses económicos pasan sin problema. Los proyectos “por el cual se garantiza el principio de transparencia de los servidores públicos en el proceso de toma de decisiones” y “por el cual se regula el ejercicio de cabildeo y se dictan otras disposiciones” no prosperaron. Tampoco la iniciativa “por la cual se regula el ejercicio de cabildeo y se crea el Registro Único Público de Cabilderos”. Lo único que hay es una directriz de la Mesa Directiva de la Cámara de registro de cabilderos, que es más un saludo a la bandera.
Es urgente que se ponga orden y transparencia al cabildeo. Que se sepa qué se puede hacer, cómo se puede hacer y establecer la información pública sobre su proceder. Por ejemplo, que se sepa con quién se reúne un legislador. Que los documentos que preparan los lobistas puedan ser conocidos y criticados oportunamente por la opinión pública, que se cuelguen en la página web para que sean públicos. Es fundamental que no solo se limiten claramente las actividades del cabildeo, sino que también se dispongan los canales de información sobre el contenido del mismo lobby.
Hay que darle mucha transparencia al trámite legislativo. ¿Por qué? Por la defensa del interés general y del bien común. Las normas aprobadas por el Congreso encarnan la justicia, cuando ofrecen igualdad de oportunidades y cuando compensan las desigualdades naturales o estructurales. En pocas palabras, como se dice popularmente, cuando establezcan un juego limpio. La imparcialidad del Congreso es fundamental. Hay que proteger al Congreso de la influencia del poder económico. Por ello, es clave que se regule el cabildeo. Hay que ponerle transparencia y claridad al trámite de las iniciativas legales.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015