Entre el año 430 ac y el año 1485, en un lapso de 1.915 años, en casi dos milenios, la humanidad registró ocho acontecimientos entre pandemias y epidemias, la más mortal, la peste negra entre los años 1347 a 1353 con cerca de 200 millones de víctimas, según los registros de entonces.
Entre los años 1518 y 1772 la humanidad soportó 12 eventos, en un período de 254 años.
Durante el siglo XIX, se registraron 7 episodios, durante el siglo XX la cifra alcanzó los 10 sucesos, uno cada 10 años en promedio y para lo recorrido del siglo XXI, en tan solo 20 años, hemos tenido que enfrentar 6 acontecimientos, uno cada 3,33 años, entre epidemias y la actual pandemia del covid-19; esa es la triste historia de cómo el hombre se ha relacionado con su entorno; somos la razón de un desequilibrio mortífero, que cada día atenta contra la estabilidad del planeta.
Jared Diamond, en su obra Armas, Gérmenes y Acero, expone de manera magistral los desequilibrios que la raza humana le ha causado al planeta, al medio ambiente, creando un entorno enrarecido; dominios fecundos para el desarrollo de gérmenes de acero, inteligentes en su ataque y lánguidamente letales.
El afán, la codicia, la acumulación de riqueza, han llevado al hombre a los extremos, a los confines de lo impensado, a atentar a través de la historia contra su hábitat, contra el medio ambiente, alterando las relaciones de manera brutal.
No somos tan sabios como deberíamos serlo por nuestra condición humana, tan solo una analogía de la vida cotidiana nos sirve de ejemplo. Permítanme recrear escenas que con seguridad hemos vivido. Algunas veces hemos presenciado alimentar las gallinas en un corral, ante un puñado de concentrado vemos como estas se aglomeran para obtener su merecido alimento, sin orden alguno, tan solo observamos el revuelo animal de las aves y su reconocido alboroto, esto lo he denominado el “Homo Chicken”, ya veremos la génesis de la apreciación.
Ahora nos encontramos frente a un estanque de alevinos y de manera caritativa lanzamos un manojo de alimento al reservorio, hábitat de una especia acuática, y de manera sorprendente apreciamos el frenesí de los pescados por participar de la merienda que amablemente hemos vertido, a esto lo he llamado el “Homo Fish”.
Bien, diríamos que vamos entendiendo el proceder animal, pues es el comportamiento esperado de las gallinas y los pescados; son animales que reaccionan ante el impulso; es la interpretación correcta de estas dos especies ante el estímulo provocado por el ser humano.
Por un instante pensemos en el día sin IVA, o bien en el conocido viernes negro, mejor aún en los acostumbrados madrugones de descuentos, y rápidamente recreamos una imagen de personas agolpadas acechando las puertas de los almacenes para lograr un espacio de compra, un comportamiento sin diferencia alguna al de los pescados y las gallinas; a esto lo he denominado el “Homo Sapiens”; una especie con comportamientos ambivalentes que en algunas ocasiones podemos estar en lo más bajo de la escala animal, producto de conductas irracionales; recordemos que el Sapiens es definido como el hombre sabio e inteligente.
Terminan las vacaciones y fue una temporada para liberarnos del confinamiento, así lo definen mis queridos amigos de la farándula, no todos por supuesto. Lo que no entendieron es que en cada viaje, la suma de los desplazamientos aportaba al riesgo acumulado, a la suma de las estadísticas del covid-19, todos se movilizaron bajo la premisa que los desplazamientos era algo que se hacía bajo condiciones de riesgos pequeños y controlados; dirían que fueron viajeros precavidos, no obstante ellos formaron parte de la estadística, así estuvieran protegidos con tapabocas y por supuesto con distanciamiento, que poco practicaron, y finalmente los resultados. Algunos se arropan bajo la percepción de la suerte, pero en conclusión participaron del cúmulo de riesgos, que en su resultado final son las estadísticas que algunos denominan el segundo pico de la pandemia; de marras estaba más que avisado. La moraleja es que la diferencia entre el Homo Chicken, el Homo Fish y el Homo Sapiens, es bastante estrecha en cuanto a comportamiento se refiere.