No hay alternativa; es el mensaje de la naturaleza al homo sapiens, definido como el hombre sabio. El impacto infringido sobre los ecosistemas terrestres se acerca a los límites sin retorno; un reto a la supervivencia de la raza humana se encuentra en pleno desarrollo.
 La época del Antropoceno se define como el período actual de la historia terrestre, caracterizada por el comportamiento violento y despiadado del hombre sobre la tierra, a partir de un modelo de producción de energía soportado en los combustibles fósiles y un modelo irracional y desigual de consumo de recursos, dada una demanda creciente de la población; cuyo resultado no es sostenible en el resto de la historia por construir; tal vez, una mejor definición sería admitir que estamos ante la narrativa de un cataclismo.
 Hacia finales del año 2019 el “Banco de los Bancos Centrales” en Europa, público el libro conocido como el “Cisne Verde”, documento que argumenta que el mundo financiero está frente a una crisis mayor que la acaecida en el 2008; esto como consecuencia del cambio climático y los frecuentes desastres naturales como los incendios, las inundaciones, los huracanes, las temperaturas extremas, la fuerza devastadora de los tsunamis, la pérdida de cosechas, que unido a los altos niveles de contaminación en las grandes urbes como resultado de la concentración creciente de los gases con efecto invernadero; habrían impactado significativamente el riesgo de los portafolios de inversión, así como a las compañías de seguros y reaseguros, las cuales se encontraban en una situación de alarma, dado el alto impacto de estos eventos naturales cada vez más frecuentes.
 Existe una delgada línea aún por develar, pero será la historia la que acogerá el asunto; del porqué a tres meses de publicado el informe aparece en la escena mundial el covid 19; ¿qué se esconde tras bambalinas?, sin duda un bestseller del mayor interés.
 Algunas tendencias mundiales nos ponen de manifiesto el reto humanitario.
 Para el año 2030 la población habrá superado los 8 mil millones y al año 2050 se estima que esta alcanzará la cifra de 9 mil millones, esto significa que con respecto al año 2021, el planeta tendrá 2 mil millones más de seres humanos; para entonces un 21% de la población será mayor de 60 años.
 Se espera que para el año 2050 un 66% de la humanidad viva en zonas urbanas, y merece especial atención en caso de América Latina, donde los índices de urbanización serán del 80%, una cuestión de la mayor complejidad, ya palpable y un con pronóstico bastante difuso.
 Frente a este crecimiento demográfico, el balance frente a los recursos limitados y escasos de la tierra plantea ingentes desafíos, permeados por una desigualdad y concentración insostenibles en el tiempo.
 El cambio climático nos reitera un mensaje de urgencia, no es necesario profundizar en las cifras del pasado todas ellas preocupantes, tan solo una mirada al devenir del año 2021 es reveladora. Durante el mes de agosto se registró la temperatura más alta en los últimos 200 años, un panorama de incertidumbre envuelve a la humanidad y se inclina ante esta realidad mundial, como consecuencia de la emisión de gases (GEI).
 El planeta tierra se calienta. He tenido la oportunidad de conocer tanto el Polo Sur como el Polo Norte, es horripilante presenciar el desprendimiento constante de las masas de hielo que abandonan los glaciares, un panorama desgarrador y atemorizante ver como caen al agua con una fuerza pavorosa; un deshielo constante amenaza el nivel de los océanos por efecto del calentamiento global provocado por el hombre.
 No hay duda, el responsable es el ser humano y el compromiso es global, cada actuación suma, el 2021 acelerará los compromisos de los gobiernos, y será recordado como el año de “Lucifer”; las noticias cotidianas nos muestran imágenes de incendios descomunales y desafiantes con su entorno.
 La ventana se constriñe con el paso de los días, hasta hace poco nos referíamos al cambio climático en términos de milenios, siglos, décadas, no obstante, la escala de los impactos ambientales se acelera y quizás nos encontremos en los confines del Antropoceno.