Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Aplauso cerrado merece el Once Caldas, subcampeón de la Copa Águila -que no da nada- en la que solo perdió un partido, en el minuto 91 contra Nacional.
Sin ser una de las metas -no estaba en las cuentas de nadie- jugó la final, que enfrentó en situación adversa, fuera de su patio y ante un rival que dejó atrás la crisis del comienzo.
No llevó ventaja al Atanasio –siendo más Nacional en la doble confrontación- luciendo algo cansado, y con merma ostensible en algunos de sus referentes.
Arias, Rodríguez y Nieto, el tridente de armado que da equilibrio y contenido no se encontró, y arriba poco, con Steer acostumbrándose a guerrear todo, sin tiros al arco.
Lemos yéndose rápido por lesión -le había sucedido contra Equidad abandonando en apenas media hora- y Amaya hundiéndose en una intrascendencia preocupante.
Solo cuando llegó Carbonero hubo desborde y alegría en el ataque, y sacudida frente a una defensa que hacía agua ante los tibios arribos del Once manizaleño.
Técnicamente superior, Nacional en lo físico también peleó el partido cuando fue necesario, respaldado por cerca de 42 mil hinchas que volvieron a creer.
Leve despertar del cuadro de Bodhert para el segundo tiempo, sin el toque y el orden que le caracteriza, y sin la pelota, para una derrota que duele, con camino para andar.
Además los goles fueron en momentos clave -al finalizar ambos períodos- el del triunfo propiciado por una falta absurda de Ray, quien no está, y el técnico no la ha comprendido.
Ilógico pretender que un jugador sin ritmo pueda ser solución, sustentando aún más lo corto del plantel con un Bodhert convencido de tener más de lo que hay.
Alto costo la caída en Copa porque fue una apuesta brava, pero no es el acabose, inclusive la Liga es mucho más atractiva, y el Once Caldas tiene con qué ganarla.
Determinante será la ubicación en la tabla, fundamental terminar entre los 4 primeros dados los antecedentes y la fortaleza que supone el Palogrande, donde no pierde.
Es más, otro gallo hubiese cantado contra Nacional cerrando en casa, convirtiéndose entonces en alternativa válida y propósito inmediato sin la distracción de la Copa.
En el entendido además de que por fuera se ha cedido terreno -hace rato que no se obtienen victorias en esa condición- independiente de las buenas presentaciones.
No más el equipo que no gana, la titular debe finalizar un año extremadamente bueno, donde el descenso es olvido y el cupo a Suramericana está asegurado.
Con nueve puntos en disputa, ocupar una de las cuatro primeras plazas es viable, y esa tiene que ser la tarea para plantear la quinta estrella como opción de temporada.
Mucho pedir dirán algunos después de pasar la metas iniciales que eran de supervivencia, pero los motivos que la argumentan son válidos, y es tiempo de creer.
Frente a las circunstancias no es malo colgarse el cartelón de favorito, llenando al grupo de convicción, y sin temores por lo demostrado a lo largo del certamen.
Reconociendo con justicia lo hecho hasta hora, la construcción de un Once Caldas modelo, del que sabe a qué juega, confiable, cargado de amor propio y acertada dirección.
Total, que el traspié en Copa no toque la estructura ni desmotive al plantel, y que metido de cabeza en un solo proyecto aproveche el calendario y su entorno para coronar.
Hasta la próxima…
Twitter: @macotal
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No más el equipo que no gana, la titular debe finalizar un año extremadamente bueno, donde el descenso es olvido y el cupo a Suramericana está asegurado.
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