Mario César Otálvaro
@macotal
Es tan grave la situación de Once Caldas que al último lugar, la falta de resultados, y el pésimo rendimiento, le agrega la nula promoción de futbolistas en proyección.
Ménder García, Marcelino Carreazo y Sebastián Guzmán, las cartas en el rubro negociaciones, se quedaron; y el manizaleño Alejandro García ha perdido espacio con el técnico Corredor.
Desde la época de Eduardo Lara borraron a Castrillón, Suárez, Cubides, Ferrín y Beltrán, promesas con condiciones, y ni siquiera han volteado a mirar los campeones nacionales Sub-21 con Caldas.
Robert Mejía parece ser el único que aguanta, y Nelson Quiñones está imberbe, lució cuando Bucaramanga le dio libertad, sin dar lo mismo contra Alianza y Medellín que lo apretaron.
Gris horizonte cuando la crisis presente invitaría a trazar soluciones en los juveniles ante la defección de muchos refuerzos con pasado vinculados por baratos, y sin nivel de juego.
Otra de esas políticas extrañas de la actual administración de Once Caldas, pues se supone que estos empresarios metidos a dirigentes deportivos buscan es el lucro, y esa es una fuente.
Fue la pretensión con Lara, y aparte de que llegaron por "volquetadas" del Valle, lo que lograron fue que se ignorara al talento local, y se aplazara la posibilidad para quienes venían en carrera.
Difícil para Corredor porque lo prioritario es recuperar al plantel profesional y esos indicadores que magullan el alma del hincha y desprestigian la institución.
Definitivamente complejo descifrar la estructura real del equipo, la misión y su visión, pues no atiende sus requerimientos básicos, reinando la improvisación.
Infame lo deportivo, el más vencido, un solo triunfo en 10 fechas, cinco puntos de 30, producción del 16%, visibilidad restringida frente al público y los medios, y comunicaciones sin fluidez.
Así comenzó Pereira el descenso a la B, con casi un año sin conocer victorias, varios entrenadores en una misma temporada, una prensa pasiva, y unos seguidores que se fueron resignando.
No puede pasar con Once Caldas, y estamos a tiempo. Rescatar la parte competitiva es la primera tarea, para luego procurar una reforma estructural que ojala sea en otras manos.
Con Corredor se ven mejoras en el contenido, no en las cifras, dos derrotas en tres partidos con seis goles en contra, decretan un mal trabajo defensivo.
Loable la idea de atacar, pero sin ofrecer ventajas, y se sabe que las respuestas individuales atrás son exiguas, por lo que urge revisar el planteamiento, o los titulares. Pero no hay mañana, es sumar o sumar, ganar como sea, y parar esta racha que tiene confundido y triste a todo el mundo, incluidos hinchas del fútbol no amantes de Once Caldas que lo respetan como lo que es, un club histórico de Colombia.
Así lo necesitamos, ubicado en el sitio que le corresponde, con nómina para pelear, y dirigentes que sepan de este deporte, que conozcan el entorno, respeten a los aficionados, y tengan sentido de pertenencia por la ciudad y sus símbolos.
Ah, y que no se equivoquen tanto, y que aprendan, o que se vayan.
Hasta la próxima...
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