Al Once Caldas actual le falta un referente, un jugador que convoque, fue la conclusión de las figuras del título de Copa reunidas por Facebook en un especial citado por Holocausto.
Soto, Valentierra, Vanegas, Henao y Dayro atendieron la invitación de la barra organizada, y en una charla informal, amena, muy natural, expresaron todo su sentimiento hacia el club.
Casi 2 mil personas conectadas a través de Internet, demostraron la pasión por el equipo del alma, el orgullo por sus logros, y el interés permanente en torno suyo.
Ocurrió justo en la celebración de los 16 años del máximo honor caldense ante el mundo, comparable únicamente con la corona de Luz Marina Zuluaga como Miss Universo, por allá en el lejano 1958.
Embajadores del buen nombre de Manizales, héroes de hazañas que el país entero sigue reconociendo por su magnitud, y que nos hacen mantener erguida la frente.
Esa copa no fue producto del azar; fue el resultado del trabajo, la planificación, el manejo, el amor, la entrega, la responsabilidad y el convencimiento.
Partiendo por Luis Fernando Montoya, quien en tres años de actividad como técnico fue segundo con Nacional (2002), campeón con Once Caldas (2003), y rey de América (2004), récord inconcluso por los avatares de la vida que cortó sus alas empezando a volar.
Sumado al empeño de un grupo de muchachos que se las creyó, dejando la máxima de que no solo con plata se gana, algo tan común en estas épocas cuando el conformismo limita las metas, y se aplauden tareas parciales.
Un Once Caldas afín con la ciudad y sus hinchas que lo sentían propio, dirigentes con pasión, movidos por el corazón, técnicos estudiosos y soñadores, y futbolistas prácticos y ambiciosos.
Buen coctel, difícil de repetir cuando solo se piensa en rendimientos financieros, y los objetivos se cifran en acomodarse entre los 8 con materia prima económica, y refuerzos -exceptuando Ovelar- de poca trascendencia.
No hubo un comunicado de Once Caldas evocando la fecha conmemorativa, ni el episodio, lo que por fortuna hicieron los medios llenando sus espacios con voces, goles, imágenes, y detalles de ese histórico 1 de julio en Palogrande.
Y como lo argumentan los héroes del pasado, hacen falta hombres que pongan ese plus que establece diferencia, como también acierto y arrojo en las decisiones.
Se salva el Bodhert del semestre cuando vino y alejó al Once Caldas del descenso, y que luego llegó a la final de Copa Águila, porque desde ahí cayó al abismo de las malas campañas, tocando techo en su condición de estratega.
Total, un torneo corto no es garantía, y la balanza se inclina hacia lo negativo en las temporadas recientes, con demasiados fracasos, y un ciclo que pareciera concluido.
Por eso, válido rememorar las glorias de antaño, estimar lo que se hizo, y comprender la dimensión del trofeo de Copa Libertadores que solo está en la vitrina de los mejores del continente.
P.D. Si el Alcalde autoriza, y Once Caldas da el visto bueno, ya hay un grupo de influyentes aficionados del equipo interesados en aportar, si es necesario, para que la fachada lleve el aviso ‘Estadio Palogrande, casa del campeón de América 2004’. No es sino que digan.
Hasta la próxima…
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015